sábado, 31 de octubre de 2020

EL PIROPERO

 




"Llevame a una visita guiada a tu corazón"
murmuró ganador el Polo Tonchetti en la parada del 100 de Houssay y Adolfo Calle, mientras miraba las flores de la florería imaginando cual compraría después

La destinataria de este piropo era nada menos que la Gacha Lopez, de la torre T4 quien se tomaba el micro todos los días ahi, aguantando los trillados piropos del Polo que ese día cumplía 58 años.

Es que el piropo en los años 80 no era lo que son hoy. La desaparición del piropo era ya una realidad y, según Tonchetti (quien era un experto en el tema) se debe a dos cosas: 1- Las mujeres no saben volar como antes y 2- Las mujeres ya se dieron cuenta que detrás del piropo hay una marcada intención que incluye sábanas y almohada.

Tonchetti, a pesar de ésto no se daba por vencido. Su lírica fue rotando y sus piropos eran cada vez mas originales. Pasó por varias facetas como piropeador profesional incluyendo: lo clásico, lo berreta, lo fino, lo oportuno, lo bizarro y por último lo desesperado que era la antesala del fin del piropo. Eso si,, nunca apeló a la grosería, porque eso era el anti piropo, el buen piropo tenía que hacer sentir bien a la dama, y si es posible hacerla sonreír.

- "Los tiempos cambian"... decía Tonchetti y "es necesario adaptar el piropo a épocas modernas" aseguraba, de esta manera leía los diarios buscando noticias actuales y trataba de  mezclar los piropos con las noticias, y con personajes del momento, actores de películas nuevas, o usando simplemente rimas con palabras de moda.

Las mujeres estaban cansadas. Muchas tomaban el micro en la otra parada solo para no cruzarse a Tonchetti, otras comenzaron a irse a su trabajo en moto. En las paradas de colectivos había cada vez menos mujeres y comenzaron a  abundar gordos tatuados, los cuales a Tonchetti no le convenía tanto piropearlos. El arte de Tonchetti estaba en decadencia, como aquel pintor con parkinson que sabe que no pintará mucho mas. Como el artista ciego que ya no puede apreciar los colores de su obra. Ya no había mas lugar para desparramar su "arte", el talento de Tonchetti estaba en jaque, ya no había escenario para mostrarlo. Lo intentó en la playa de estacionamiento del Carrefour, en los semáforos de auto a auto y en la avenida saliendo a correr por las mañanas, pero nada. La respuesta siempre era la misma: Mujeres que le daban vuelta la cara, insultos y actitudes que lo ignoraban y fingían seguir hablando por celular. También probó con los chats y redes sociales pero también fracasó. 

Tristemente al ver que los códigos modernos eran otros, Tonchetti dejó sepultar el arte del piropo, ya no había lugar en la sociedad para decir cosas lindas, no groseras, ya no había lugar para el cortejo, ni para acercarse a alguien creativamente. Descubrió páginas web como Tinder y otras de encuentros casuales. Tonchetti se dio cuenta que todo pasaba por lo fisico o monetario. No importaba que decís, el dinero o un buen físico ganaba la pulseada, lo cual el no poseía ninguna de las dos cosas. Ahi entendió la famosa frase de Charly Garcia "Say no more" (no digas mas nada) a nadie le importa . También confirmó la frase "billetera mata galán" aunque el se resistía a pensar ésto. La era de lo efímero había comenzado, solo que él no lo sabía.  Vio como su sociedad estaba cada vez mas dura e interesada, vio como la empatía era reemplazada simplemente por la palabra simpatía. Y lloró.

Un buen día decidió recopilar todos sus piropos en un manual llamado "Guía para el piropo callejero en 10 pasos" con la esperanza que generaciones futuras pudieran descubrir el placer del cortejo y la rima, la emoción de enfrentarse a una dama y tratar de sacarle una sonrisa, sin plata, sin músculos...solo con creatividad. 

Tonchetti murió en 1998, las paradas de colectivos ya lo extrañan, se siente un vacío triste y un silencio inquietante, en su lugar abundan los ladrones de billeteras, los calcos rotos en los parantes, y acosadores callejeros. Las mujeres se acercan con miedo, pero ya no a un Tonchetti inexistente, sino a cosas mas peligrosas que un simple piropo. Dicen que en uno de los asientos de una parada de la Adolfo Calle, una inscripción con marcador rojo reza..."Volvé Tonchetti" 


EL CROAR DE LOS SAPOS



 El Coco Rinaldi hoy tiene 45 años, su infancia transcurrió en los 80 donde en el barrio había sapos. Sapos que saltaban por las veredas hormigonadas (de esas con una línea cada un metro) sapos que salían de las acequias, sapos en la avenida....simplemente sapos. ¿Donde estarán esos sapos? se preguntaba Coco cada vez que visitaba a su madre volviendo al barrio. Si bien era un hombre ocupado con demasiadas cosas que pensar (era abogado) ese tema nunca lo dejó dormir del todo. Entre expedientes y leyes mezclaba en su cerebro  el paradero de los sapos de los años 80 en el Unimev. Mas de una vez en pleno juicio y parado frente a un juez, Rinaldi tuvo recuerdos repentinos (de dos segundos de duración) sobre los sapos de su infancia. Muchas veces en medio de un discurso aburrido defendiendo a su cliente, Rinaldi se quedaba tildado como retrocediendo en un flashback repentino rápidamente a su infancia, causando la atención de los ahí presentes para luego retomar su discurso legal. Solo él sabía a que se refería ese tartamudeo causado por esas imágenes, ese recuerdo de esos sapos ya inexistentes. Recordaba con demencia y con detalles, la textura, los ojos de esos seres extraños que aparecían como fantasmas en cualquier instante, mientras estabas jugando, mientras su madre tomaba mate, en el jardín, mientras regaba la vereda en verano. El barrio olía diferente, el aroma del agua en las acequias, olor a tierra mojada mezclada con las calientes baldosas mendocinas. Y él, descalzo, libre, sus pies mojados por el agua de la manguera, esa misma que cuando tenía sed agarraba del pico y se saciaba sin problemas. Recordó los carnavales y el arco iris que formaban los elásticos de  bombitas rotas en las canillas provocando el enojo de mas de una vecina al dejar abierta el agua de la canilla. 

Después de un día laboral duro, Rinaldi se sentaba en las noches en su jardín mirando las estrellas y recordaba esas imágenes, esos episodios que se disiparon en la niebla del recuerdo y ya forman parte de lo irrecuperable. Se tocó la cabeza como un diamante precioso pensando que todos esos recuerdos estaban guardados ahí, en ese disco rígido natural llamado cerebro y se dio una suave caricia a si mismo que lo adormeció. Se quedó dormido en su reposera a la luz de la luna de primavera en su jardín.

Cuando despertó tenía 10 años, estaba en la habitación de su casa materna, las calcomanías en la pared así lo anunciaban, se puso las Topper de lona (blancas) y salió corriendo a saludar a su mamá, quien lucía mas joven y estaba preparando el café con leche. Era domingo y Rinaldi le dio un beso como hacía mucho no recordaba. Su madre se sorprendió. Después de tomar el desayuno (el mejor del mundo) salió corriendo a buscar a sus amigos. Las veredas lucían como antes, los árboles de mora mas chicos y mas verdes. Fue a buscar al Jorge, al Cristian, al Adro, al Paulero y se fueron a la avenida...a buscar sapos.

El cañaveral de Azcuénaga y 25 de mayo era eso: un cañaveral, y en el zanjón abundaban diversas clases de gusarapos y sapos como el necesitaba ver. Adro cazó uno con un frasco y Rinaldi lo observo de cerca. Cuando sus amigos se apartaron de él, Rinaldi tomó el frasco con el sapo dentro, besó el frío vidrio y le susurró "te extrañé" El sapo no reaccionó. como suelen hacer los sapos frente a este tipo de confesión y siguió croando. Rinaldi estaba feliz. Volvió a su casa con el frasco y el sapo preso y se lo mostró a su madre. -- Coco, otra vez trayendo un sapo?  tirá eso ya... el pequeño Rinaldito lo tiró en la acequia, no sin  lágrimas en los ojos saludándolo con la mano.

- Mami no sabés lo que soñe anoche, algo re feo...

- Contame, dijo su madre mientras ponía la ropa a lavar

- Soñé que yo era grande y era abogado, vivía solo y cuando llegaba a mi casa, solo me acompañaba el recuerdo de los sapos...y la luna en mi patio.

Antes de acostarse en la noche, Rinaldi salió a la vereda y se acercó hasta la acequia, el sapo todavía estaba ahí y jura...que esta vez el sapo le guiñó un ojo, y se fue...



PERLOTTI, EL CONSPIRADOR



Las teorías conspirativas siempre han sido objeto de discusión en el mundo. Y en el UNIMEV no es la excepción.

Benancio Perlotti, profesor de historia de la calle Houssay, cincuentón y con lentes era un solitario hombre que había puesto todas sus energías en este tema. Perlotti sentía que tenía un don especial para comprender realidades que al resto de los mortales nos era negada. Gran conocedor de varios temas y una cultura general admirable, Perlotti se pasaba sus días dando clases en colegios secundarios y su hobby era justamente el estudio de teorías conspirativas y mensajes subliminales. Perlotti estaba obsesionado con la idea de que en todos lados se oculta algo, que las grandes elites manejan todo y nos dan mensajes encriptados y subliminales para que solo los genios puedan captarlo como una especie de guiño  intelectual. 

Pero esto pasó a ser una carga para Perlotti ya que comenzó a ver mensajes donde no los había

Gran conocedor del marketing y la publicidad, comenzó a indagar en sus tempranas caminatas por el barrio y a notar símbolos ocultos en mucha cartelería del barrio. De esta manera Perlotti afirmaba que en el cartel de Carnes Rizzo había un mensaje subliminal en la doble ZZ que incitaba al consumo de carne y a matar animales. De la misma manera aseguraba que el logo de la clásica librería Espantapájaros estaba basado en un antiguo muñeco pagano escocés de la edad media.  Perlotti no tenía paz, no podía prender la TV porque veía verdades para él muy evidentes y lo que es desesperante, decía el, a la vista de todos. En su libro "Piedra libre" de Editorial Oculta, afirmaba por ejemplo que Los Pitufos era una clara alusión al comunismo, y daba argumentos y todo: Una sociedad con un líder vestido de rojo (Papá Pitufo) donde cada uno es especialista en un trabajo y todos aportan por igual, con la misma vehemencia afirmaba también que Gargamel era el capitalismo que los acechaba. Las teorías de Perlotti comenzaron a dar que hablar en sectores intelectuales incluso de Godoy Cruz y Las Heras. Se creó una institución sin fines de lucro llamada Cabeza descubierta que se juntaban a debatir e intercambiar estos temas, el nombre tuvo que ser cambiado luego de una denuncia por alusión a la pornografía

Perlotti había llegado al límite, tanta información lo estaba trastornando y comenzaba a no ser feliz por su paranoia, no dormía tranquilo porque creía que de noche iban a venir los Iluminati a buscarlo, puso alambres de púa en la medianera porque creía que el FBI y agentes de la KGB se escondían en la calle Houssay, en la glorieta de la plaza con el fin de espiarlo.

Un día Benancio Perlotti dejó el Unimev. Sus vecinos no supieron mas de el. Su casa estaba intacta. Sus muebles estaban en su lugar. Preguntaron en el Video Club Unimev, donde Perlotti era asiduo cliente (alquilando las películas mas lentas y si era posible, iraníes), pero ahí no sabían nada. La policía entró a su casa a la fuerza después de un mes de la desaparición. Los vecinos se juntaron en la vereda, los niños en bicicleta susurraban, las viejas comentaban cosas como "para mi que se fue con alguna loca" y no faltó una que afirmara "éste era raro para mi que andaba con uno" fue un momento de mucha tensión, cuando la policía abrió la puerta temían lo peor "Perlotti "..." Perlottiii" Entraron a los gritos, pero...nada che.

Solo encontraron un video VHS con la frase en lapicera "Mi último mensaje" Los policías se miraron entre si y colocaron el VHS en la video cassettera expectante. La gente esperaba en la vereda. El TV se prendió y sorprendentemente salió el spot para ir a dormir que tantas veces vimos en la noche donde se escuchaba "Patoruzito, Isidorito, Pamperito...a dor-mir"... el desconcierto de los policías fue notorio, las viejas empezaban a golpear el vidrio preguntando que pasaba. Cuando termino el spot  apareció el rostro de Perlotti, serio, sin lentes y grabándose a si mismo, el mismo decía: " Muchos se rieron de mi, muchos no me creían, este es mi último descubrimiento. Este spot fue hecho en la época de los militares, en plena dictadura y contiene serios mensajes subliminales...(hizo una pausa) veamos..."ya llegó la hora de dormir" (un claro mandato que coarta las libertades) "el cu-cú nos manda a descansar" (Toque de queda) "otro que obedece y bien se merece un sueño feliz", la mirada de Perlotti se volvió brillosa, (si obedeces no vas a tener problemas) "Alto amiguito donde vas? (la cana) "y a vos que te importa no mandás" (el subversivo) "a los empellones aunque no te guste a la cama  te irás (palo y a la bolsa)...el spot termina con un sonido del cucú "Uu-uu" (clara alusión a las sirenas) seguido de esto, la cara de Perlotti hace una mueca y se despide...todo negro después...

  Cuando terminó el video los policías salieron ante la multitud, había gritos "donde está Perlottiiii", "Que pasó?" los policías callaron a la multitud con gestos, se miraron entre sí y subiéndose  al móvil dijeron: "no pasa nada, está durmiendo..." 


LA NOSTALGIA

 


Largas colas se armaron en la Ferretería de la calle Saenz desde que muchos se enteraron que ahi mismo vendían nostalgia por litro. Uno iba con una botella (o bidón) y la Mery llenaba los recipientes, los mismos que  al beber los mas escépticos e insensibles tomaban esperanzados para sentir eso que no todos sienten: nostalgia 

De esta manera podían imaginar la plaza como era antes, y recordar los vidrios molidos y piedras que al rayo de un sol de enero brillaban antes que existiera la pérgola y el césped. Podían generar lágrimas en sus ojos con solo recordar las veredas de cemento del barrio y el día que asfaltaron la calle Houssay. Cabe destacar que los mas duros e insensibles envidiaban en el fondo a los lacrimógenos soñadores ya que estos podían poseer ese estado sin beber de ningún bidón ni botella, solo con cerrar  los ojos, el recuerdo venía como una mosca siestera posándose en su brazo. Los mas duros nunca supieron como éstos lo lograban y los tildaban de "tontos nostálgicos" pero el interés les vino después de escuchar al Cacho Flores en un asado y como la pasión se apoderaba de él al hablar de su infancia. La nostalgia generalmente funciona cuando el pasado fue un tiempo feliz, no tiene sentido recordar momentos horribles. Muchos masoquistas del barrio igual hacían fila en la vereda arbolada de la ferretería para conseguir un litro de nostalgia y poder seguir llorando e insultando con placer su pasado. Para estos había un descuento especial los días jueves.

Especialistas en el tema aseguran que la nostalgia es como una droga peligrosa ya que puede producir acostumbramiento y en algunos casos, dejar atrapado al individuo al pasado en forma permanente, Tal es el caso de el Coco Raspetto quien no para de escuchar hits de los 80 o Gisella Barbeiro, una cincuentona de la calle Lemos quien aseguran que los sábados a la noche sigue usando pantalones nevados para seducir.  Es que el exceso de nostalgia nos priva del presente y muchas veces nos somete a pensamientos pasados que nada ayudan a los tiempos dificiles de hoy.  Por eso es bueno que recuerdes aquel Renault 12 en el puente de tu vecino pero ser conscientes que tal valioso espejismo no es mas que un mero recuerdo en nuestro disco rígido.

La mañana que nos levantamos es hoy, y es el único tiempo presente que debemos disfrutar porque no es una historia contada sino que la escribimos nosotros día a día, hora a hora. 

Esos hacen los nostálgicos del barrio, que no se atreven a cruzar a la plaza, mirando la pérgola desde enfrente, no vaya a ser cosa que se pinchen los pies con las piedras calientes y algún que otro vidrio.


LA ACEQUIA DEL TIEMPO

 Existió en el Unimev, nadie sabe donde, una acequia en la que si uno se introduce durante la noche aparece en un tiempo pasado en algún lugar del barrio. Del mismo modo si uno se volvía a meter, regresaba al instante, al presente. Nadie sabe porqué, pero la acequia, siempre trasladaba a la década de los '80. El descubrimiento nació de casualidad de la mano de Paulero y Adro quienes habían escuchado que existía un puente en una acequia que permitía viajes en el tiempo. De esta manera algunos de Los Golos, se embarraban noche tras noche recorriendo los más siniestros y oscuros puentes de todas las veredas del barrio, saliendo el 99 % de las veces, no en el pasado, sino a unos metros donde terminaba el puente y con telarañas en el pelo y cucarachas en las zapatillas. Polilla aseguraba que había estado charlando  con los obreros de las torres en plena construcción en el año 79 pero hacía solo una hora, pero sus dotes de mentiroso hacían poco creíble este relato. El tiempo pasó y nadie más mencionó el episodio.

Treinta años después de ese cercano pasado, se descubrió la verdad: Hace poco tiempo, se lo vio a Samuel Selenberg, tacaño vecino del segundo barrio, saliendo de la acequia embarrado y con bolsas de Autoservicio Bueno y Super VEA (con el logo viejo) al parecer se metía a la acequia para viajar en el tiempo y comprar (a precio de los años 80) la mercadería los martes y jueves, de esa manera le ganaba a la inflación. No sólo eso, sino que el propio Samuel organizaba clandestinamente excursiones al pasado cobrando grandes cantidades de dinero por esto. Las excursiones incluían: Una charla en el Cesarito (mítica librería de la Adolfo calle), comprar mercadería en Don Bueno, Tomarse el micro 10 azul y blanco, presenciar como asfaltaban la calle Houssay, tomarse un helado en Mailhó cuando era un garage y comprar bananita Dolca en el Kiosco del Ruly Por otro precio tenías la promo 2 que incluía: probarse un zapato Rigazio en Calzados Gaby, con un joven Juan Carlos que te atendía con 35 años de edad y pesarte en la vieja balanza de Farmacia Chimpay mientras Don Lito (con bigotes y con pelo) te trataba de vender un shampoo Valet en sobres. Las excursiones duraban un solo día por lo que los "turistas" tenían que aprovechar el tiempo a lo loco para poder hacer todas las actividades. Estaba prohibido visitarse a si mismo, para evitar darse auto-consejos sobre el futuro que alteraran el curso natural del destino, como así también espiar con quien salía la que después iba a ser tu novia/o y evitar así reproches futuros. Samuel hizo mucho dinero con esto ya que muchos nostálgicos quisieron meterse a la acequia del tiempo, (como se la empezó a denominar) para curiosear. Apenas llegaban a "destino" los turistas (en su propio barrio) quedaban fascinados, las cosas eran las mismas pero con otro orden, las personas que conocían eran mas jóvenes y muchos negocios ya no estaban, o mejor dicho, todavía no estaban. Los árboles eran mas chicos y se respiraba un aire de melancolía que no era tal porque el pasado era presente. La actitud de los participantes variaba mucho, algunos salían corriendo a su casa, otros como Samuel aprovechaban ofertas al precio de la época, los mas románticos iban a lugares que significaban mucho para ellos, y otros simplemente se quedaban parados lagrimeando viendo el paisaje de esos años. Carlos F. aprovechaba a ver autos de la época para ver si podía venderlos en el futuro, pero desistió de la idea cuando alguien le dijo que el auto no pasaría por el pequeño puente. 

Los años 80 recibieron así visitantes y "turistas" que hicieron crecer los negocios de la Adolfo Calle y Pedro Vargas (algunos se iban a probar las empanadas de Porky´s) y el barrio creció mucho en esos años gracias a ....su misma gente. Las ventas eran dobles porque la misma persona compraba un kilo de pan pero con 30 años de diferencia. Algunos economistas afirman que el Unimev le ganó a la hiper inflación por esta misma razón. 

El tiempo pasó y un día martes a la mañana, el puente del tiempo se vino abajo, Al parecer un camión de la municipalidad quiso dar la vuelta y el puente no soportó su peso. El municipio lo arregló tres días después pero nada fue igual. Las personas se amontonaban para ver si seguía siendo mágico, pero no. Ahora era un puente mas. Todos guardaron el secreto, hasta Samuel, quien se construyó una casa en el tercer barrio con lo que había ganado. Ya no se podía volver atrás, las personas quedaron enjauladas en su propio tiempo, el que les correspondía y todo pareció haber sido un sueño. Hay quienes afirman que algunos no volvieron, que prefirieron quedarse en el pasado. Los cabellos se hicieron blancos con la fina brisa del tiempo, las arrugas aparecieron en los rostros, y muchos, aún hoy, por las noches se embarran las rodillas buscando inútilmente otra acequia del tiempo...

LOS CARAMELOS 1/2 HORA

 Pocas veces una golosina creó tanta grieta en los gustos de una sociedad como ésta.

Es que los caramelos 1/2 hora tenían ese sabor a remedio casero de tu tía Pochola mezclado con un deleite único para tu paladar. Los Golos tenían a esta golosina como una de sus preferidas y habían discusiones sobre si era rico o no. Los fundamentalistas del 1/2 hora adjudicaban al caramelo propiedades curativas, frases como "mi mamá dice que cura la tos" o "cuando tuve fiebre me dieron uno y se me pasó" abundaban. En la vereda de enfrente, lo detractores no recurrían a ninguna frase defensora, simplemente decían  "es un asco" anulando todo tipo de debate. El Polilla llegó mas lejos y afirmó una vez "es vomitable esa huevada" Quien les habla (o escribe) era un visible fans del asunto, lo solía comprar en la Chicha, ¿cuando no? y era todo un ritual. "Chicha un puñadito de 1/2 hora por favor", a lo cual la Chicha con las dos manos, emulando un tesoro medieval los colocaba en tu mano y al recibirlos los apretabas en el corazón, como para no perder ninguno. Luego te dirigías a cruzar la Adolfo Calle tratando de que no se caiga ninguno y veías si no venia un micro de la linea 100 que te atropellara. Famoso fue el episodio que el Adro apretando los 1/2 hora en el corazón, se asustó con una bocina de una Ford F100 largando los caramelos por el aire. La escena, varios  la recordamos  en cámara lenta aunque probablemente haya transcurrido en velocidad normal. Los caramelos cayeron de a uno en la acequia como un bombardeo dulce a algún pueblo minúsculo. (así lo vivieron los gusarapos de la acequia)

Rolo Benítez, vecino de la calle Teurlay obsesionado por las matemáticas y los cálculos exactos se tomó el trabajo de corroborar si el caramelo realmente duraba media hora. Después de la decepción de comprobar que duraba solo 19 minutos fue a reclamar a la Chicha en seis oportunidades, la Chicha con todo respeto le dijo "voy a hablar con la gente de Stani a ver que me dicen" cuenta la leyenda que la Chicha le debe  6 caramelos. El juicio está en el juzgado N° 3 bajo el expediente "me deben 3 hs"

El señor Guzmán  usaba el caramelo como unidad de tiempo. Esto era sencillo, al levantarse en la mañana se mandaba un caramelo a la boca y sabía que en media hora tenia que estar en el odontólogo, al llegar y mientras el Dr. Gentile le decía "ya te atiendo, aguantame" Guzmán se metía otro caramelo a la boca y controlaba el tiempo de la demora. De esta manera Guzmán NUNCA se compro un reloj (decía que los caramelos le salían mas baratos) Hoy en día, después de 30 años y operado de una úlcera al estómago, muchos afirman que Guzmán se compró un reloj en oferta en el Hot Sale  de Mercado Libre

El llamativo envase del caramelo era algo sencillo, nada de diseñadores gráficos o ese tipo de cosas, colores apáticos, negro verde y rojo, envueltos a mano y cuando lo sacabas aparecía Él, el protagonista de esta historia: una especie de esfera negra deformada  que los chicos usaban para jugar a las bolitas cuando éstas subieron de precio o simplemente no se conseguían. Junto al envoltorio decía una frase muy poco alentadora "Riesgo de asfixia, no se recomienda para menores de 4 años"  Esto sin duda generó todo tipo de teorías conspirativas en personas como Benancio Perlotti, un entendido del tema de la calle Houssay, obsesionado con este tipo de cosas. Se rumoreó por el barrio que estaban embrujados incluso que si lo probabas morías "a la media hora inexplicablemente", Esto fue desmentido por Doña Elvira quien al cumplir 99 años aseguró "Yo hace años los como, son riquísimos..."

Muchas historias ocurrieron detrás de estos inolvidables caramelos, se iban haciendo mas y mas chiquitos al saborearlos en nuestras bocas, iban poco a poco desapareciendo entre las papilas gustativas. Eso si, en nuestro RECUERDO se hicieron cada vez mas grandes, y desafiando todo tipo de pronósticos, duraron un poco mas...de media hora.



LAS FIGURITAS



  Siempre dije, las figuritas son pequeños trozos de nuestra niñez. La textura, la calidad de la foto, el juego que ella implica. Jugar a las figuritas era un acto de amor. Acariciarla, tratar de dar el movimiento justo para ganar la partida. Todo eso y  mucho mas eran las figuritas para el Sebastián Loluza. Seba era un soñador nato, con sus 48 años seguía recordando las veredas que recibían las figuritas en el puente del Esteban (lugar histórico para jugar a las figus si los hay) Las baldosas rojas albergaban gran parte de la historia de su niñez. por esas superficies desfilaron diferentes figuritas como las Gran Match, Robotech, Mazinger Z y las de los mundiales de fútbol donde cada jugador miraba sonriente mientras vos le pegabas con tu dedo en el vértice para que tu figu saliera por los aires y le ganara a la otra. Vale destacar que los jugadores nunca perdían sus sonrisas.
 Sebastián, trabajaba en una escribanía. ahora no coleccionaba figuritas sino problemas. Los papeles y planillas  eran un disparador para meter la mano en sus recuerdos y sacar como por arte de magia una figu de aquellas gloriosas épocas. Por las noches al apoyar su cabeza en la almohada pensaba en donde quedó aquella notoria libertad, la libertad de hacerle cosquillas a las calles vagando por el barrio, con su bicicleta Aurorita, recordaba olores, porque no solo se recuerdan imágenes sino aromas, melodías, escenas. Era un bálsamo para aliviar su realidad muchas veces difícil, sobre todo en sus dolorosos días al enterarse que tenía una enfermedad terminal. Sebastián se había enterado hace 2 meses y solo se lo había contado a su hermana. No quería emanar pena y prefería pasar desapercibido en su trabajo. Sus pensamientos eran negros, el futuro no tenía esa claridad de su niñez y las figuritas tomaban un poder enorme que funcionaba como aliviador. El hecho de recordar los personajes, los colores, y a sus amigos de la infancia lo calmaba de su malestar. Nunca mas los había visto. Recordaba a cada uno de ellos con detalles, sus apodos, su pelo, sus zapatillas y por supuesto anécdotas. En las figu era socio con el Rolo, eso sí nunca llenaron un álbum de ROBOTECH. La idea de sociedad tenía un  significado diferente en la vida adulta, un socio en la adultez  era alguien que simplemente te convenía económicamente, un socio en la niñez era camaradería total, es una simbiosis única e irrepetible que nada tiene que ver con el dinero. Recordó a su socio, el Rolo y sintió ganas de abrazarlo. Donde estará el Rolo? que habrá sido de su vida? Recordará también los albumes de figuritas como él? Recordará que nunca pudieron llenar el de ROBOTECH ? Hay algo que une a las personas de por vida, por mas que tu cabeza cambie y tu pelo se vuelva blanco con la escarcha del tiempo o simplemente se caiga. Rolo y él habían sido compinches y eso no se borra. El álbum de Robotech no estaba lleno de figus pero si de recuerdos, de pasar las páginas para lamentarse cuantas figus les faltaban....

Rolo, de 44 años era médico, trabajaba en el Hospital Lencinas y se enteró que su viejo amigo de la niñez estaba internado ahí mismo. Recordó inmediatamente episodios y por supuesto, el album de figuritas de ROBOTECH. Hacía 30 años que no veia a su amigo y esos recuerdos aun se mantenían intactos. Un día jueves se animó a ir a la sala y lo observó desde la puerta de la terapia mientras Sebastián dormía. Esa misma noche Rolo se acostó triste recordando vivencias de su viejo amigo, el cual no veia hace dos décadas y lo veía ahora demacrado, sin sueños. Recordaba que Seba era un soñador, un sensible.  De repente a las 2 de la mañana, Rolo se levantó de su cama en calzoncillos y prendió su notebook. Puso su clave e ingresó a Mercado Libre 

El día viernes, en el hospital Lencinas, Sebastián seguía internado y escuchó por los pasillos alguien que hablaba. Había risas y detrás de la puerta se veía a alguien. Amargado pensó que eran los payamédicos los cuales Sebastián admiraba pero a la vez detestaba, ya que aparecían en momentos inoportunos, Cuando la puerta se abrió ingresó un médico  de 47 años, canoso con barba con un álbum de figuritas en la mano. Los cuatro ojos se entrecruzaron y a los 10 segundos se estaban abrazando llorando. El canoso levantó su mano y le obsequió un álbum de figuritas, Emocionado vio a ROBOTECH  y todos sus personajes y cuando levantó la vista con lágrimas de emoción, el doctor Rolo le dijo..."lo llenamos Sebastián....lo llenamos" 

Sebastián se durmió abrazado a su álbum como un niño, sentía sus hojas ya amarillas por el tiempo en sus mejillas como una caricia matinal. Tardaron 30 años en llenarlo, ya podía dormir tranquilo, su amigo, el doctor Rolo, le había dado una alegría inédita e impagable. Cuando despertó, Sebastián estaba en una habitación vacía, blanca, impecable, un resplandor lo abrazaba. Se sentía pleno, miró a los costados y no había nadie...supo entonces que la mejor medicina muchas veces es una alegría, y quizás, como en este caso, una pura y oportuna alegría retroactiva. 

EL CUADRO de DON DEMETRIO

 Es denominada obsesión a la idea fija que tiene una persona en la mente y es prisionero de ella. Carol, Dano y Stella estaban obsesionados con un antiguo cuadro que poseía la escuela Mayorga en los años 80. 
Durante miles de recreos estas personas (ex alumnos de la escuela) se pasaron horas mirando el misterioso cuadro. Se trataba de una imagen dibujada del Gral. Demetrio Mayorga. Un combatiente mendocino de la guerra del Paraguay que también participó de la campaña del desierto. La escuela llevaba su nombre en los años 80 y muchos ex alumnos tienen la imagen de Don Demetrio en su recuerdo: bigote blanco, sombrero de soldado y unas ojeras que necesitaban corpiño para contenerlas. 

Pasaron los años y estos ex alumnos recordaban el curioso cuadro con un toque de nostalgia y dos toques de intriga. ¿dónde estará el cuadro de Don Demetrio? se preguntaban ¿quién lo tendrá? ¿existirá aun? 

En los años 90 la escuela cambió de nombre a "Chacho Peñaloza" aduciendo que Mayorga era un asesino militar y el cuadro quedó en el olvido bajándolo de la pared para siempre, al igual que el nombre de Don Demetrio. Sin embargo los recuerdos no se borran y menos para estos seres obsesivos.

Treinta años después estos ex alumnos, ya adultos y algunos con hijos, decidieron revivir a Don Demetrio, ese mismo que los miraba desde la pared durante gran parte de su infancia. El cuadro debía estar en algún lugar. Se fundó así la "APRDDD" la cual mas que siglas parecía la frase de un tartamudo y que significaba "Asociación para la recuperación de Don Demetrio" el plan era delirante pero a la vez emocionante: encontrar el cuadro sea como sea. Carol, antigua obsesiva de la calle Sáenz propuso entrar a la escuela de noche, según su información el cuadro debía estar en algún lugar oscuro de la escuela, quizás en algún sótano o baúl antiguo. Stella, ex alumna de la calle Keller propuso colocar algún infiltrado en la escuela para obtener información. Dano, soñador empedernido de la calle Gainza fue mas allá y pensó en ir a la tumba de Don Demetrio (en el cementerio de la Recoleta) según sus cálculos en dicho cementerio hay un panteón con los combatientes de la guerra del Paraguay. El cuadro podía estar en ese lugar junto al féretro. Pero nada de esto era exacto. El plan siguió en marcha y una fría noche de agosto los tres obsesivos entraron a las 3 de la mañana a la escuela. La reja de la calle Aguirre no fue impedimento para dicho emprendimiento melancólico y los 6 zapatos pisaron el patio de cemento  creando emociones intensas y recuerdos imborrables. Para la apertura que comunica el patio externo con el interno a Carol se le ocurrió llamar a Darío, cerrajero con amplia experiencia quien tentado por un poco de adrenalina no se negó a ser participe del plan y en menos de 20 segundos la puerta marrón se abría sin hacer tanto ruido. El impacto de entrar a la escuela de su vida para los tres fue notorio, menos Dario, quien cursó  en la escuela rival López de Gomara, lo cual para él fue un trámite mas. Los tres quedaron paralizados al ingresar al gran patio mirándose con linternas en cada mano. Un silencio sepulcral invadía el patio interno y las legendarias baldosas rojas en rectángulos parecían revivir tantos pasos dados, tanto guardapolvo blanco y risas, tantas emociones y compañerismo. En medio de  semejante estupor Dario dijo: van a quedarse ahi parados? Los tres reaccionaron y se encaminaron directamente para la dirección, donde a mano izquierda de la puerta reposó el anhelado cuadro durante años. Ahora estaba la imagen de Chacho Peñaloza, con sus patillas gauchescas y mirada firme, Los tres lo saludaron, no tenían nada contra él, solo querían recuperar una imagen de su niñez. La puerta de la dirección se abrió, tenía una ventana redonda de vidrio en el medio y Dano recordó el día que firmó el libro de disciplina frente a la señora de Mañanet que lo miraba. Carol enfiló para el escritorio. El cuadro no estaba, revolvieron bajo la luz de las linternas todo. Darío oficiaba de "campana" debajo de las legendarias escaleras de la escuela, esas mismas que fueron testigo de tantos juguitos congelados y figuritas durante años, esas mismas que formaban un túnel en el cual uno podía escabullirse o esconderse de cualquier compañero.

El cuadro de Don Demetrio  no estaba. Lo habrían llevado a cualquier lugar anónimo. Revisaron aula por aula en los dos pisos, en los baños, recordando a cada paso episodios y vivencias mezclando adrenalínica emoción y recuerdos de tercer y cuarto grado, por sus mentes desfilaron cada una de las maestras y el olor a tiza, los pizarrones y la regla de 3 simple, el sujeto el predicado y el objeto directo pasaban como ráfagas de tácito recuerdo y los ojos se llenaron de lágrimas sinceras.

El golpe había terminado, Darío insistía en salir antes de ser descubiertos por la policía, pero Stella quería ir a la cocina, esa misma que la Mary, celadora eterna, con su paso particular nos hacía la leche chocolatada muchas mañanas y donde era la mas rica del mundo. Carol enfiló para la primer puerta, esa misma donde estaba el jardín de infantes. Dano prendió la luz general de la escuela y se colocó en el medio del patio mirando el techo y los parantes de metal, el alto techo parecía mas bajo, la escuela en sí parecía mas chica. Pero era la misma. Eran ellos los que crecieron. Eran ellos los que ahora tenían el techo mas cerca de sus cabezas, al prender otra luz, sonó la alarma y Dario comenzó a gritar "vámonos ya, vamos a ir presos" Ninguno de los 3 quería salir de ese lugar mágico, ya no importaba el cuadro, ya no recordaban porque habían ingresado y como, solo querían estar ahí dos minutos mas, solo dos minutos. Darío salió corriendo hacia el patio externo dejándolo a los 3 mirando el techo. Se escucharon sirenas de policía. Vieron por última vez el cuadro de Peñaloza y Carol hizo una seña para irse rápido.  Antes de eso, uno de los tres había agarrado un marcador en la dirección y había dejado su marca. Quizás una inútil devolución a las miles de marcas que dejaron en ellos esas vivencias y ese patio.  

Cuando la policía ingresó al lugar estaban las luces prendidas. No había rastros de robo ni forcejeo, solo una puerta abierta. El cuadro de Peñaloza estaba donde siempre en la pared. pero la policía notó algo extraño en él. Con corrector blanco y al parecer apurado, alguien había dibujado unos bigotes gigantes en la boca de Peñaloza, parecían los bigotes de "La Casa de Papel", quizás de Dalí, pensaron.

El cuadro tan buscado nunca apareció, sin embargo solo tres personas saben lo que esa marca representaba, lo que ese bigote blanco pintado significaba...eran los bigotes de Don Demetrio quien para ellos, siempre estará ahí.

RECOMENDACIONES PARA VIVIR EN EL BARRIO

 - Cruce la Adolfo Calle en enero a las 3 de la tarde, si logra llegar al otro lado, hidrátese  bien antes de regresar

- Hágase una remera que diga UNIMEV y pasee por el barrio de Comercio, luego invierta la acción

- Fume marihuana en las noches en la plaza, no sé que tiene de atractivo pero todos lo hacen

- Párese en el medio de la calle Azcuénaga con las piernas abiertas y balancéese en cada pierna diciendo "B° Unimev- B° Comercio, B° Unimev- B° Comercio..." 

- Súbase a la torre T4 e imagine un avión que viene hacia Usted, es la única manera de viajar a New York ahora

- Compre caramelos FIZZ en la Chicha, en caso de que esté cerrado retroceda en el tiempo hacia 1987 y repita la acción

- Párese en la salida del banco Macro y grite fuerte "tengo covid" luego ingrese tranquilamente ya que no habrá nadie

- Camine hacia el busto de López de Gomara, en la escuela y susúrrele al oído "vos si que eras Justo"

- Tómese un helado un día de calor a la vista de los que esperan el micro, luego vaya a la iglesia Santa Bernardita y confiésese 

- Agarre su bicicleta y enfile a toda velocidad por los baldíos  desde Adolfo Calle a Pedro Vargas, como cuando era niño, si lo miran como loco no importa, sáquele la lengua.

- Ingrese al local donde estaba el VIDEO CLUB (hoy sandwicheria) y mirando a los ojos seriamente diga "tenés Rambo II"?

- Entre desesperadamente a al comisaría agitado y gritando "help me if you can" cuando le pregunten que le pasa, usted contéstele "Perdón, pensé que era la Scotland Yard"

- Pésese en la balanza, inmediatamente después compre un adelgazante y tírelo a la acequia, no perderá peso pero si plata 

- Disfrácese de usted mismo y salga a la calle sin que nadie sepa, cuando lo saluden trate de imitarse su propia voz

- Conviértase en gusano de seda subiéndose a un árbol de mora e imagina que el barrio es una caja de zapatos.







TIEMPO SIN TIEMPO


 El señor Guzmán no podía dormir. Había probado con clonazepan, leche tibia, contar ovejitas, escuchar a Arjona y pastillas de menta...pero nada. No le preocupaba el precio del dólar, la inflación o que sus vecinos estaban construyendo la medianera mas alta dejándolo sin luz en su casa de la calle Nazarre. No.

Al señor Guzmán le preocupaba el paso del tiempo. El tiempo, ese verdugo de lo eterno, ese enemigo silencioso que no para de caminar hacia vos incluso cuando dormís. Por eso sentía que mientras dormía perdía el tiempo. Muchas veces no dormía por ese motivo, se levantaba a deambular en auto en la noche, a ver películas, a leer. Pero al otro día su cansancio era dificil de asumir. Estaba destrozado por no dormir y no disfrutaba la vida. Algo tenía que hacer. Sus ojeras ya eran parte de su rostro y ya necesitaban corpiño.

 Fue a ver a una bruja que le cobró 1200 pesos para decirle una frase que era "el tiempo es veloz" que luego de llegar a casa se dio cuenta que era una canción de David Lebón. Cuando regresó a reclamar, la bruja no estaba. Perdió mas tiempo y eso lo encabronó aun más.. Fue el combustible que necesitaba para hacer algo. Se miraba al espejo y se imaginaba las futuras canas, las aun inexistentes arrugas. Se imaginaba los nietos que aun no nacían y por supuesto más allá...la muerte. En un libro amarillento leyó que el tiempo es un concepto abstracto y personal pero al Sr. Guzmán lo atormentaba. Miró el reloj...tic tac...tic tac...ese sonido lo impacientaba, cada TIC era un segundo menos de su vida, y cada TAC era un micro de larga distancia de una empresa que ya no existía. De tantos Tic Tac llegó a pensar que tenía un TOC. Probó en sacarle las pilas al reloj. Las agujas se calmaron, pero el tiempo seguía corriendo, por mas pilas y pilas que le sacara. El tiempo tácito y prematuro seguía corriendo sin su permiso. El Tic Tac se trasformó en un "ja-ja" burlándose de él. Sentía que tenía que salir a vivir, a leer todos los libros, ver todas las películas, escuchar todas las músicas del mundo. Hacía calor, y en su mano izquierda levantó el reloj despertador quedando éste al lado del ventilador de techo. Vio como esas agujas se fusionaban con el ventilador de techo girando a la misma velocidad. Giraban las hijas de puta, sin consentimiento, giraban altaneras acercándolo mas y mas a la vejez. Abrió un libro esa noche después de verse 34 películas (sin ver ninguna) y leerse otros 12 libros. Salió al patio a las 3 de la mañana con una red caza mariposas. Comenzó a hacer movimientos a mariposas invisibles. Los vecinos de al lado, desde la ventana de arriba lo observaron en la oscuridad como el Sr. Guzmán, no trataba de cazar mariposas sino "atrapar el tiempo" lo miraron con pena, cerrando la ventana nuevamente para seguir durmiendo. Pero a las 4 de la mañana y con dolor de brazo, descubrió que el tiempo es escurridizo, y no se puede atrapar. Los que estamos atrapados en él somos nosotros. Leyó en algún lado algo que lo deslumbró: Al parecer, el tiempo venía siempre de izquierda a derecha. ¿O de Oeste a Este? Gran descubrimiento. El Sr. Guzmán salió corriendo y llegó a Houssay y Adolfo Calle y miró a la izquierda. La gruta de la virgen estaba ahí, desde los años 80, las torres también desafiando el tiempo. Las miró envidiándolas. Quiso ser la T4 en algún momento, grande, fuerte, desafiante, se imaginaba a las torres como un robot gigante y si se fijaba bien tenían hasta cabezas (el tanque) y ojos. "El tiempo pasa de izquierda a derecha" se dijo, y miró nuevamente. Vaya a saber porque, quizás por instinto, comenzó a correr hacia la derecha y llegando al espacio verde, se refugió en  la heladería Mailhó agitado mientras el tiempo pasaba, sin tocarlo. Pensó que, con esta lógica, los del barrio Santa Elvira envejecerían antes que los del barrio Empleados de Comercio.*

Un buen día el Sr. Guzmán vendió su casa en el Unimev y se fue a Rodeo del Medio *. El tiempo lo alcanzará igual, pero hoy en vez de leer catorce libros por día, lee ocho, y duerme un poco mas tranquilo...

LA LITERATURA INTERIOR

El estreñimiento intestinal suele ser una odisea para quienes lo padecen. Es que el no poder sacar todo lo que tenés adentro produce un malestar que llega muchas veces a alterar los ánimos, y hasta la psiquis misma

A Abelardo Cuello le pasaba lo inverso. Abelardo era un tipo abierto, fugaz con un sentido del humor único y una apertura hacia las personas realmente envidiable. Pero así como era en la vida, era en su baño. Abelardo sufría tremendas diarreas a cualquier hora del día. Probó con pastillas de carbón, loperamida, arroz Gallo Oro y diversas hiervas pero nada. Usaba el inodoro como fuente de inspiración ya que pasaba varias horas en él. 

Escribió grandes poesías en su baño como así también ensayos; el más conocido ganó un premio Konex titulado "El aroma de las palabras" donde relata algunas inquietudes existenciales. En su libro "Hazañas intestinales y del alma" relata claramente como el ser humano es propenso a sacar los elementos que no utiliza y adquirir otros. Plantea también que el hombre (y la mujer) es un filtro entre un manjar y algo desechable poniendo en duda las bases del humanismo y cuestionando al ser humano como motor de todo lo bueno. "Lo que comienza como sushi o comida árabe en un restaurante lujoso termina indefectiblemente en el inodoro, en el medio transita el complejo laberinto humano..." asegura.

Abelardo escribía en el baño, el cual era bastante amplio, con una biblioteca al lado de la bañera. Tenía tomos de Niesztche, Vargas Llosa, Borges, Oscar Wilde, Virginia Wolff y otros.

Un día martes, Abelardo tuvo que decidir uno de los sucesos mas importantes de su vida. A las 4 de la mañana y al notar que el rollo de cartón de papel higiénico rodaba sin papel, Abelardo enloqueció. Llamó a su hijo por celular pero éste no atendía, llamó a los vecinos para que alguien le acercara el valioso y faltante papel higiénico que necesitaba. Pensó, analizó, agarró libros de Descartes y Platón. El problema tenía que ser resuelto. Quizás el menor de sus nietos podría treparse por la medianera y a través de la ventana pasarle un deseado rollo nuevo. Quizás el cadete de la farmacia podía entrar (creía que la puerta estaba sin llave) y dejarle en el baño el tesoro mas preciado. Pero era tarde. Muy tarde. Abelardo tuvo que elegir entre sus libros preferidos y entre grandes clásicos de la literatura. Era una decisión difícil sobre todo por la parte simbólica de la acción. Sentía que no podía defraudar a un autor ni a otro. Todos eran importantes y no eran merecedores de semejante humillación. Giró hacia la biblioteca, esa que tardó años en llenar y tomándose unos minutos eligió con los ojos cerrados. La primer hoja era la indicada, ya que no contenía texto sino la editorial y algún que otro prólogo sin importancia. De esta manera la culpa podría ser menor. Cerrando los ojos arrancó la hoja y realizó la triste acción....crashh

 Ya mas aliviado y con una mueca, cerró el libro y bajó la vista para ver de que se trataba. Era "Crimen y Castigo" de Dostoievski 

EL PANADERO PANDOLFI

El panadero Abel Fortunato Pandolfi estaba depresivo.

Esto lo comprendió un día al vender una docena de tortitas y darse cuenta que su vida era un ritual aburrido e inherente. Pandolfi necesitaba emoción. Esa que no tenía desde hacía décadas. Tampoco se sentía querido. No tenía novia, amigos, seres queridos, ni hijos. Su vida era agarrar miñones, medialunas colocarlas en una bolsa y cobrar. Llegó a pensar que la gente solo lo quería por eso. Su amada, la inalcanzable Carina nunca le dio un rayo de esperanza. Pandolfi sufría mucho ese desamor. Muchas veces se preguntó: ¿cuanta gente realmente me quiere? dos? tres..? Al llegar a casa prendía la tele, el zapping no lo dejaba ver nada. En 5 meses solo se vio una película que ni siquiera recordaba de que se trataba. Al otro día lo mismo, y lo mismo, y lo mismo, y lo mismo y lo mismo...y lo mismo...

Tomó una dura y repentina determinación. Esa misma noche se suicidaría. Pero no sería un simple suicidio. Pandolfi necesitaba ver cuanta gente asistiría a su velatorio, y estando muerto se lo perdería. Ni siquiera podrían contárselo. No podía perderse la cara de la gente que asistiría y viera su cajón. ¿Que cara pondrían? ¿quiénes llorarían? ¿quiénes se alegrarían? ¿asistirá al  velatorio la bella Carina? decidió averiguarlo.

Con un amigo propietario de una sala de velatorio, al cual tuvo que contarle su secreto, compró un cajón. Su velorio seriá a cajón cerrado supuestamente por un aparente "suicidio". El acta de defunción seriá una receta trucha de un sello robado. El plan estaba en marcha y de ésta manera Pandolfi podía cambiar de vida que es lo que tanto buscaba. No sabía bien que iba a ser de su futuro, quizás mudarse silenciosamente a otra provincia, otro barrio, otro mundo...

La noticia llegó "Pandolfi, el panadero se suicidó anoche" el barrio estaba conmocionado, las viejas lloraban. El día había llegado. Pandolfi no salió de su casa hasta la noche, hora del supuesto "velatorio" Todo estaba todo preparado. Había invertido todos sus ahorros en semejante y original emprendimiento. El espejo de su baño reflejaba unos lentes oscuros, un bigote prolijamente diseñado, una peluca y una gorra negra. Nadie notaría la farsa ni el disfraz. 

A las 9 de la noche Pandolfi caminó nervioso hasta el lugar de su velatorio. Estaba temblando, la boca seca. Entró al lugar donde había ya mucha gente reunida. Vio clientes de años, vecinos, conocidos. Tragó saliva. Se paseó lentamente entre ellos observando sus caras de cerca. Algunos lloraban. Se arrimó hacia el cajón donde el mismo "estaba adentro" se imaginó por un instante realmente ahí y una claustrofobia sin igual lo invadió. Hizo un alarido temblando. Una señora lo abrazó diciendo "tranquilo...todos lo queríamos..." Pandolfi la miró llorando y la abrazó. Era doña Marta. Por primera vez se sintió protagonista, se sintió el centro. Toda esa gente estaba ahí solo por él, solo por él. Comenzó a llorar como todos, pero la diferencia era que él lloraba por él mismo. Vio a Doña Estela, clienta de años la cual siempre le contaba sus problemas, vio a Jorge que siempre compraba medialunas (quemaditas por favor) vio a Don Ernesto, fanático de las tortitas raspadas (nunca pinchadas) vio a gente del barrio que apenas conocía de vista. Hasta que levantó la mirada con sus ojos inundados  y ahí la vio. La bella Carina estaba ahí. Desconsolada. Herida. Frágil. Carina lloraba al lado del cajón como pocas diciendo "era el amor de mi vida, era mi amor" Pandolfi se arrimó a ella y la abrazó tímidamente. Carina no paraba de repetir "era mi amor, nunca me animé" Pandolfi no podía creer lo que estaba escuchando y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Sentía su respiración agitada, su aliento. Se sentó. Esa revelación póstuma le atravesó el alma como un viento fugaz. No lo sabía, era una sorpresa. Vio un desfile de caras conocidas llorándolo, amargados, hablando cosas buenas sobre él. Escuchó palabras  que nunca hubiera imaginado. Se sintió querido, como los grandes artistas que son valorados luego de su muerte. Planear su propio velorio era una idea brillante para conocer secretos sobre él mismo pero a la vez era un plan que no tenía vuelta atrás. De ahora en más ya estaba literalmente muerto. No podía agradecer tanto cariño, no podía dar a conocer su depresión ni podía exponer la verdad. Sintió ganas de arrancarse el falso bigote y decirles a todos "aqui estoy", "perdónenme, fue todo una farsa", gritar que estaba vivo, que ese cadáver no era él. Sintió la necesidad de agradecer a todos...pero no podía, mucho menos con Carina, quien no le perdonaría semejante estupidez. Pandolfi se sintió realmente dentro del cajón. La impotencia y el cansancio lo atormentaban. Era tarde. La gente comenzó a irse, también la bella Carina quien Pandolfi observó hasta el último minuto. Era un verdadero adiós, una despedida poco común, pero despedida al fin. 

Pandolfi estaba triste pero a la vez  feliz, por primera vez se sintió importante, su alma comenzó a vibrar. Un velo de aire puro ingresó a sus pulmones y lo llenó de vida. Una vida tardía, quizá fuera de tiempo. Quizá ya sin sentido. esa noche Pandolfi resusitó.

A las 10 de la mañana de un martes de la semana próxima al velorio, un hombre con barba y anteojos negros embarcaba en Ezeiza con rumbo a Italia, la tierra de sus ancestros. una nueva vida lo esperaba allá. La bella Carina siempre formará parte de sus recuerdos, al igual que las tortitas raspadas, una medialuna solitaria y alguna que otra lágrima.

viernes, 30 de octubre de 2020

EPISODIOS BARRIALES

 1- Se dice que el pintor y albañil Gregorio Valdez se volcó a la pintura artística después de un corte de pelo. Al parecer el peluquero no calculó el tijeretazo cortando así su oreja derecha. El estilo de Valdez no es similar al de Van Gogh pero ambos comparten una sola oreja y un apellido que comienza con V

2- La perra caniche Layla, del segundo barrio fue preñada al parecer por dos perros, en el patio donde ocurrió el sensual encuentro, se filtró un pequinés del vecino a través de una hendija quien habría dejado su semillita para el espanto de las dueñas de la perra al ver el enjendro que nació  después.

3- Fermín Federtra, se escapó del hospital psiquiátrico El Sauce y asaltó la ferretería Santilli. Después de mucho tiempo se supo que el tipo en realidad buscaba el tornillo que mucha gente dice que le faltaba.

4. Doña Simona Lúdice, viuda de 74 años se atragantó con un comprimido para las hemorroides. Cuando fue a reclamar a la farmacia, la farmacéutica le dijo: "Pensé que sabía que eran supositorios"

5-  Arturo Mamani Quispe, boliviano residente en Mendoza hace años, fue a reclamar que su esposa había quedado embarazada tomando los anticonceptivos y todo. Cuando Don Lito de la farmacia le preguntó como los tomó, Arturo contestó "Pues uno yo y otro ella, uno yo y otro ella...pues "

6- El plomero Agustín Farías usaba Coca Cola para destapar cañerías. Después de un asado y una comilona al terminar una obra se agarró un estreñimiento terrible. Usó la misma fórmula y compró 12 botellas de Coca Cola en la Chicha. Dicen que mandó un whatsapp con las palabras  "papel higiénico URGENTE" 

7- Trémulo Vernáculo, párroco de la Santa Bernardita expulsó dos demonios la noche del 3 de abril pero no les consiguió alojamiento. Los demonios eran ocupas y se metieron en la carnicería Don Valle en un cuadril que estaba en la heladera. Dicen que al comerlo en forma de bife, una pareja de la calle Banting terminó separándose a los dos días y arrojándose platos por la cabeza.

8- La vidente Lora Carnusso desafió el tiempo y aseguraba haberse ganado el Tele-kino pero el año que viene. Tomó deudas, compró una casa y pidió prestamos en diversos bancos. El tiempo pasó y hoy la visitan sus familiares en la cárcel.

9- El futbolista Esteban Ruggili entrenaba en la playa de estacionamiento de las torres esquivando autos que entraban y salían preparándose para su debut, el cual vio desde el banco de suplentes debido a una fractura que le produjo en Renault 12 al salir.

10- El técnico en telefonía Cesar Cablessi se quedó dormido mientras estaba en las alturas  arreglando cables en la esquina de Houssay y Nobel. Dicen que quedó colgado electrocutado durante varias horas. Según cuentan, su imagen inspiró al logo de la  célebre librería Espantapájaros. 

DESTINOS

Los fundamentalismos en cualquier discusión nunca han sido buenos, y menos en temas como "el destino" donde los sabihondos quieren exponer conocimientos inexistentes. Pues ya sabemos que nadie sabe como carajo funciona el destino. Fermín Gamarra si lo sabía.

Fermín aseguraba que el destino pasa como un tren, en el caso de Mendoza donde no había trenes, el destino pasaba igual pero como un micro de la línea 100. Y Fermín iba a su encuentro. En sus reuniones con amigos de los jueves, en las mesas de Barloa se discutía si realmente el destino estaba marcado o si uno lo fabricaba de acuerdo a sus actos. De estas reuniones nacieron dos grupos: los Destinógrafos quienes eran partidarios de que el destino estaba ya escrito haga lo que uno haga y los segundos llamados Los Picaportes, quienes creían que "Las puertas solo se abren para quienes giran el picaporte" Estos sujetos teorizaban que nada estaba marcado de antemano sino que uno mismo escribía su historia. Demás está decir que las riñas y peleas que se armaban en Barloa eran moneda corriente de los jueves. A la hora de pagar siempre había rosca

- Pagá vos, yo aún no consigo laburo - decía un destinócrata a lo cual un Picaporte le respondía

- Salí a buscarlo !!

- El destino querrá que trabaje cuando tenga que hacerlo

De esta manera los holgazanes y perezosos de la región simpatizaban con los Destinógrafos culpando al destino ante cualquier hecho incómodo o decepción recurrente. Al no podían conquistar a una chica se consolaban entre sí diciendo "es el destino compadre, no se me venga abajo". De la misma manera, cuando echaban a alguien del trabajo por quedarse dormido, solían culpar al destino y no a la resaca.

Los Picaportes en cambio creían fehacientemente que absolutamente TODO era culpa de uno mismo. Fermín Gamarra, su principal exponente llegó él mismo a hacerse cargo incluso de: la pandemia, la guerra del golfo, la suba del dólar o el asalto a Doña Clara. Es culpa mía decía Fermín, pero lejos de sentirse culpable, lo tomaba como algo heroico justamente por haber asumido semejante responsabilidad aún sin hacer nada. Los Destinógrafos lo aplaudían.

Las dos corrientes filosóficas chocaban permanentemente incluso en el barrio. Los vendedores en los negocios se lamentaban cuando entraba Fermín, ya que el tipo se demoraba una eternidad en elegir simplemente un salame, mientras el vendedor con el cuchillo en mano esperaba, esperaba y mas de una vez se reprimía las ganas de clavárselo. "Un salame mal elegido podía terminar en diarrea, en cambio el correcto solo en felicidad" afirmaba. El no era cualquier salame. Del mismo modo la elección de pareja se realizaba bajo las mismas reglas. Los Destinógrafos no le hacían asco a nada y siempre estaban acompañados de bellas señoritas. En cambio los Picaportes eran por lo general hombres solteros y solitarios, ya que analizaban cada caso mil veces y varias oportunidades tenían temor a elegir, ya que un fracaso era pura y exclusiva responsabilidad de ellos. 

En junio de 1988 dos hombres de ambos grupos se enamoraron de la misma chica. Uno afirmaba que el destino se la puso en el camino, mientras el otro insistía - yo la conocí antes, me la robaste vos.  Nunca se supo la verdad, el hecho es que la chica se fue con un tercero, un repartidor de Pepsi sin corriente filosófica, mientras los dos se agarraron a trompadas en la calle Brigante.

Los dos movimientos conviven sin querer en millones de personas solo que sin rótulos. Algunos mezclan doctrinas, otros son mas puristas y otros ni siquiera se lo plantean estos sofismos, estos últimos son los mas numerosos. En las fiambrerías del barrio, dicen que es muy notoria a la hora de comprar un salame, cual es la corriente filosófica del comprador de acuerdo a su actitud. Solo hay que estar atento.

Pasaron los años. Hoy algunos son padres de familia, otros abogados, otros músicos. Algunos cumplieron sus sueños, otros están en eso, algunos sueñan solo cuando duermen, otros solo con mirar la montaña. Eso si, el tiempo o quizás el destino sucedió sin siquiera preguntarles.

DOBLE JORGITO

 Jorgito vivía en Guaymallén, esto nos recuerda a un alfajor pero nada que ver, Jorgito ERA un alfajor o mejor dicho, se sentía un alfajor, era gordito, dulce y sobre todo, estaba en el medio de dos tapas que lo apretaban y lo hostigaban. El DEBER SER y el SER. La disyuntiva estaba planteada desde siempre pero recién ahora Jorgito la vivía sintiéndose un verdadero dulce de leche. Sentía que debía complacer a su madre viuda de ser médico "mi hijo el doctor" Pero en realidad quería ser guitarrista y tocar en bandas de rock local.

Jorgito además de guitarrista era superticioso. Fans de la astrología, tres veces por  semana compraba chicle "Bazooka" a la mañana, solo para leer el horóscopo y saber que le deparaba el día. Después de leer la historieta y meterse el chiclé rosado en la boca y junto con la primer masticada (y dos globos) ya tenía decidido el día. De esa manera el chicle Bazooka se transformó en una especie de guía para Jorgito. Los horóscopos de Bazooka no eran redactados por Ludovica Squirru ni por Horangel, muchos menos por Aschira, eran simplemente frases que te hacían ilusionar con tener algo en forma rápida con frases como: "Hoy tu perro te lamerá el cuello cuando llegues a casa" Este arte de futurismo lejos de ser preciso era una chantada necesaria que a Jorgito lo estimulaba.

De esta manera hizo cosas interesantísimas como regalarle a su tía una maceta, plantar claveles en el jardín y  tomar el colectivo solo para conocer a una chica que supuestamente iba a estar sentada en el último asiento, cuando en realidad había un barbeta.

Jorgito estudiaba medicina. No porque le gustara, sino para complacer a su madre. Pero no soportaba ir a la facultad. En su lugar usaba esas horas para pasear por el parque o juntarse en casas de amigos a tocar. Su madre no lo sabía. Jorgito salía de casa en horario de cursado y hacía tiempo hasta regresar.

Fingía estudiar, se encerraba en su habitación con su guitarra haciendo acordes difíciles en bajo volumen. Muchas veces su madre le golpeaba la puerta enojada al escuchar la guitarra diciéndole "ponete a estudiar" lo cual él contestaba "estoy estudiando má" El tiempo pasaba y Jorgito seguía fingiendo esa doble y adrenalínica vida que no lo hacía feliz, pero que ya no sabía como salir de ella. Las mentiras eran cada vez mas comprometedoras y cualquier error arruinaría todo. Fingía exámenes inexistentes, nombre de profesores, horarios y supuestas prácticas en hospitales cuando en realidad iba a ensayar con su banda en la calle Wilde. La banda sonaba cada día mejor, eso era verdad, pero él se sentía un farsante. En 1989 la banda fue descubierta por un manager de  un sello discográfico y la banda viajó a Buenos Aires a grabar su primer disco. Jorgito tapó el viaje diciendo que eran residencias en el Garrahan. Tiempo después uno de los temas de Jorgito y su banda Los Impermeables, sonaba en todas las radios del país. Las radios de Mendoza hablaban de la banda mendocina de moda que sonaba en toda la Argentina, incluso en Chile y Perú. Pero Jorgito seguía encerrado en su habitación "Estudiá" le decía su madre "Estoy estudiando má..."

Las vecinas del Unimev comenzaron a felicitar a Esther, su madre y ella orgullosa sonreía. 

Felicitaciones por su hijo, le está yendo re bien...

- Vio siempre le gustó el estudio

- Ah estudió el?

Siii...se la pasa encerrado estudiando, respondía dejando sin palabra a las interlocutoras quienes la miraban no entendiendo nada. 

El grupo tuvo presentaciones en grandes festivales y Jorgito trataba de cambiar de canal cuando salía algún video o reportaje con su madre. No quería que ella se enterara de su éxito, no por lo menos de éste...

Un día de agosto de 1993 en medio de una gira en Córdoba, Jorgito recibió una noticia. Su madre había muerto. Jorgito tomó un avión de inmediato a Mendoza, pero no logró despedirla. Nunca se lo perdonó. Se sentía mentiroso, cruel, mal hijo. Estafador. Había ocultado durante años su verdadera pasión nada menos que a su madre y ahora ya era tarde para remendar cualquier error. 

Pasaron dos semanas y Jorgito después de venir del cementerio a llevarle flores entró a la casa (mas vacía que nunca) y se sentó en la cama de su madre. Miró las paredes, los muebles. Pensó en vender muchas cosas que ya no servían, la cama, los placares antiguos, comenzó con dolor a sacar la ropa. Ella estaba en cada prenda. De repente vio un sobre en el cajón. Un sobre con una palabra escrita en lapicera tembleque con la letra de su madre. Jorgito....lo abrió

Eran fotos, recortes de revistas, recitales, reportajes a él y su banda Los impermeables, entradas a recitales, un ejemplar de la revista PELO  y una carta. Con lágrimas en los ojos y casi sin poder leer, leyó...."Soy fans de Los Impermeables desde el primer día tontito, he ido a cuatro recitales sin que te des cuenta, me encanta como tocás, me encanta tu pasión y esmero, son muy buenos y estoy orgullosa de vos hijo, sos lo mejor que he visto después de Los Chalchaleros jaja....no me he perdido un solo recital (el mes pasado estuve al lado del escenario y no me viste) y tengo varios VHS con tus videos (están debajo del placard por si los querés) me hubiese gustado una foto con Los Impermeables pero bue...estoy orgullosa de  ser la madre de un guitarrista y vocalista tan telentoso. Tenías razón hijo cuando te decía estudiá y me contestabas Estoy estudiando má....

Te ama por siempre. Orgullosa. Tu mamá.."

Jorgito levantó la vista, miro la pared. No lloró, agarró la guitarra y compuso el mejor tema de Los Impermeables, el tema mas emotivo y profundo que un músico pueda componer. La melodía le fue dictada como por arte de magia. Los acordes aparecieron en unas manos que temblaban ansiosas. La canción se llamaba simplemente "mamá fans" y tuvo un éxito rotundo en todas las radios de  latinoamérica. Las giras seguirían como nunca y la banda tomó popularidad mas que nunca.

Un día antes, cuando abrió el horóscopo de Bazooka, éste le había dicho "Harás algo grande esta semana"


EL PELUQUERO NÓMADE

 No son pocas las veces en que un negocio tiene que trasladarse a otro local debido a los precios del alquiler. En el Unimev, no es la excepción. Esta es la historia de La Peluquería del Manu, la que cambió de domicilio 48 veces 

Al parecer el precio y la poca cantidad de clientes hacían que se trasladara a otro local donde tenía que comenzar de cero y probablemente con nuevos clientes. Siempre buscando en precio mas bajo en el alquiler, se trasladaba como por arte de magia al muy poco tiempo de haber inaugurado. La fiesta de inauguración era con todo: sidra, bizcochitos de maizena, caramelos Flynn y serpentina. El evento se repetía con un promedio de dos meses para re-inaugurar nuevamente y repetir los festejos formando un círculo aplaudido por los mas festivos concurrentes. Los locales cambiaban, pero el sillón y las tijeras eran las mismas, aunque claro, con distinta disposición. 

Los nuevos clientes aparecían por el nuevo local entusiasmados con la novedad, mientras los antiguos perdían el rastro de la nueva dirección. Incluso muchos clientes viejos se transformaban en nuevos sin darse cuenta que era la misma peluquería en un eterno y fascinante Deja Vú.  "Que bueno que inauguraron, solía ir a otra que cerró" decía Don Juárez mientras  Manu (el peluquero) se acomodaba un falso bigote. Cabe destacar que Manu se camuflajiaba con peinados y disfraces diferentes cada vez que inauguraba, no como algo lúdico sino mas bien como algo estratégico  para escapar de sus acreedores,  quienes generalmente lo buscaban por abultadas deudas pasadas o clientes que se quejaban de cortes espantosos. 

Según un estudio riguroso, la peluquería del Manu realizaba en promedio de 2 cortes de pelo a cada cliente antes de mudarse, para luego atender posiblemente el mismo cliente pero en otro local, esto último no se sabe si se incluye en el estudio como un mismo cliente u otro diferente. De esta manera Manu caracterizaba sin querer personajes diferentes al tratar de cambiar la voz o dejarse la barba pasando a ser, no solo peluquero sino actor. Se dice que Victor Arruego, vendedor de repuestos de autos de la calle Nobel se cortó el cabello 6 veces en el año en la misma-diferente peluquería en locales distintos sin notar el mas mínimo detalle de peines, sillón ni interpretación artística.

De más está decir que a fin de año la peluquería de Manu nunca entregaba almanaques, ya que la falta de domicilio (y de plata) hacían de ésto una publicidad inútil. Los clientes leían revistas mientras esperaban sin sobresaltos, pero el mismo Manu confundía muchas veces los elementos durante el corte, ya que abría el cajón equivocado acostumbrado a su último local, o buscaba un espejo inexistente por la inercia que le llevaba creer que todavía estaba en el local de la calle Cangallo cuando en realidad estaba en el de la Azcuénaga. Así también tenía que tener cuidado de comentarios que le había hecho quizás el mismo cliente pero en otro local. Para ésto Robert ideó un truco que consistía en fingir siempre que era la primera vez en una conversación, de esta manera cuando alguien le contaba algo evitaba pisarse y quedar al descubierto. 

El tiempo fue pasando y después de emigrar a 48 locales, no hubo un 49. La peluquería cerró para siempre y sus clientes tuvieron que, esta vez si, ir a una nueva. De Manu se sabe muy poco, algunos afirman que vive en Chascomús y tiene un elenco de teatro.







HUBIERA


 Atilio no sabía de verbos, ni condicionales. Sin embargo vivía en el pretérito imperfecto. Imperfecto porque no lo llevaba a nada. Imperfecto porque estaba lejos de lo que lo hacía feliz. ¿Como no iba a ser imperfecto si vivía en el hubiera?

Atilio no disfrutaba las cosas pensando en lo que "hubiera" sido
si elegía otra opción. De más está decir que eligiera lo que eligiera se arrepentía, ya que no conocía la segunda opción nunca. "La vida es tan cruel que solo te permite una de ellas" afirmaba con tristeza. Atilio pensaba siempre en la que no fue. Lo atormentaba después de cada decisión no haber elegido la otra. Le pasaba con una zapatilla o con una novia. Con un chocolate o con una película. El "hubiera" lo perseguía por las noches, en sus sueños, en las mañanas. Lo martirizaba y le impedía disfrutar quizás, la opción correcta. El buen hombre no solo pensaba en lo que no pudo ser, sino que trataba de hacer las dos cosas. Esto era un tanto difícil porque no siempre se puede elegir dos opciones. Salía con dos mujeres, a veces con cuatro, pero no por promiscuo, sino por miedo a que alguna sea el amor de su vida y se le escapara. Leía dos libros a la vez. Tenía dos televisores, a dos metros uno de otro. donde veía una película y el partido simultáneamente. No era un problema de tiempo sino de temor. 

Un día jueves Atilio paseaba cerca de la iglesia en uno de sus paseos nocturnos por el barrio  y se le apareció un espectro

- Hola Atilio, buenas noches, te he estado esperando...

- Quien sos? le dijo Atilio

- Soy el hubiera, contestó el ente del mismo nombre

Atilio salió corriendo sin posibilidad de continuar el diálogo. El hubiera quedó mudo, paralizado

Llegó corriendo a su casa agitado, cerrando la puerta y pensando. Perdió su oportunidad de estar cara a cara con aquello que tanto lo atormentaba. Fiel a su estilo, no se lo perdonaría nunca. Descansó unos minutos y salió a buscar con una linterna en su mano al espectro desesperado. Buscó por la plaza, por los boulevares, por la calle Houssay...pero nada. Cuando volvía observó a alguien sentado en el cordón de la vereda. El Hubiera lo estaba esperando en su casa. Atilio muy nervioso murmuró:

- Solo quiero que me diga si estuvo bien las opciones que elegí en mi vida, dijo Atilio

-Eso nunca lo sabrás, porque sino, yo no existiría, murmuró la sombra 

- Entonces porque me persigues? dijo enfadado Atilio

El espectro sonrió y murmuró- Vos me perseguiste toda tu vida, quería que experimentaras la sensación de paranoia alguna vez vos, dijo la sombra y se marchó en la oscuridad perdiéndose en las torres

Un perro ladraba a lo lejos, ningún auto pasaba, los grillos cantaban. La noche seguía su curso.

- La culpa es mía. no hubiera salido a caminar, pensó Atilio, le dio de comer a su gato y se acostó a dormir.


LOS TÚNELES SECRETOS

 En ciudades como Madrid existe un entramado de  túneles secretos subterráneos que unen la estación de Atocha con atajos de la inquisición o búnkeres de la guerra civil española. En Buenos Aires existe en el barrio de San Telmo y debajo de plaza de mayo, túneles que escondían el contrabando desde la vieja aduana del puerto, llamada Aduana Taylor donde se encontraron amuletos y objetos de los esclavos negros en excavaciones.

Del mismo modo el barrio Unimev tiene sus pasadizos secretos. Algunos historiadores aseguran que es imposible que esos túneles sean de la época de la inquisición ya que según los mapas, el Unimev no está en España, del mismo modo, no conviene pensar que sean del puerto ya que al parecer tampoco el barrio cuenta con uno. La idea mas acertada es que sean producto de excavaciones que por  diversas razones realizaron los habitantes primitivos del barrio. Repasaremos algunos brevemente: El túnel encontrado en la calle Azcuénaga y Godoy fue posiblemente construido por un grupo de amigos que ahí se juntaban para esconder bolitas y figuritas que al parecer compraban compulsivamente a escondidas de los padres. Bajo sus yuyos se encontraron reliquias de figuritas Gran Match, Robotech y Mazinger Z por supuesto amarillentas y en mal estado por el paso del tiempo.

El túnel que se encontró en calle Keller y Banting fue construido por Beto Ansuleti, fanático de los lomos de El Aro. Al parecer Beto lo construyó de tal manera que el túnel comenzaba en el patio de su casa y desembocaba justo en el mostrador de El Aro. Los días martes y viernes, por una compuerta aparecía Beto y Don Tito le entregaba su pedido (uno de provolone) sin pérdidas de tiempo. 

El tercer pasadizo secreto se encontró a metros de la carnicería del Átomo, en la tercer baldosa. según algunos malpensados fue construida por el albañil experimentado en excavaciones Lalo Sánchez, que trabajó en la Municipalidad de Guaymallén, con la idea de no pagar cada vez que iba a comprar matambre. Otros aseguran que un carnicero de la época hacía negocios paralelos en la desembocadura del túnel, a tres cuadras de ahí, con vecinos entusiasmados por los buenos precios.

Existe un cuarto túnel en el medio de la plaza. Según arqueólogos tiene forma de Y y conduce a dos casas que al parecer era de dos novios en la década del 80 quienes se reunían en la plaza (en esa época baldío) al impedírselo el padre de la chica. Al parecer la infeliz pareja comenzó la excavación cada uno desde su casa inmediatamente después de una tortuosa frase del viejo "Con ese vago no te vas a ver más..." Cuenta la leyenda que los novios se casaron embarazados en 1989 y el primer hijo fue engendrado... justamente en el túnel, en el palito de abajo de la Y. En su honor la llamaron Yamila.

El último y quinto túnel es el mas grande de todos y quizás el menos misterioso. Se construyó en la calle Soldado desconocido y cruza la avenida para ir al Shopping.

CASOS EXTRAÑOS



 No son pocos los hechos sobrenaturales que sucedieron en el barrio sobre todo en los años 80 y 90.

Es que el Unimev tiene ese no sé que (viste) que atrae a los eventos cósmicos como pocos lugares. A continuación repasaremos algunos casos.

El mas famoso sin duda fue la abducción alienígena que se registró  el 30 de febrero de 1987 en el tierral de lo que hoy sería la plaza. Entre piedras y botellas rotas ese día sucedió lo que muchos llaman abducción oscura. El negro Díaz desapareció a la una de la noche como por arte de magia después de haber salido durante tres meses con la bella Cecilia Banchiñez de las torres. El episodio no fue registrado por nadie sino mas bien por el propio negro Diaz quien en una carta dirigida a ella contó lo ocurrido. "Querida Ceci.....comenzaba "tengo el desagrado de dirigirme a vos para decirte que no podremos vernos más, he sido arrastrado a un lugar frío y penoso, como suelen ser los lugares sin vos..." La romántica carta estaba escrita a puño y letra del propio Díaz y muchos expertos en caligrafía la dan por verdadera. Sin embargo muchos mal pensados opinan que esto ocurrió casualmente después de que el negro se enterase de que Cecilia estaba de novia con un patovica del boliche El Santo, prefiriendo cobardemente ser abducido a ser golpeado por el grandote novio de su amante. Pero éste no fue el único caso. 

En marzo de 1992 el caniche toy llamado Terry, propiedad de Luisa, del segundo barrio, tenía como costumbre orinar sobre las flores totalmente cuidadas por la familia Benítez. Un día de calor Terry no apareció mas. Muchos creen que el pequeño sabueso corrió la misma suerte que Diaz. Los Benítez por su parte aseguran que la única frase que pronunciaron fue "pss,..fuera" pero se los vio un día antes comprando una pala y una bolsa en la Ferretería de la Mary de la calle Sáenz.

En diciembre de 1990, Paulero venía caminando por la lateral de las torres cuando vio una morocha  escotada y sin vacilar comenzó a caminar tras ella. La señorita al ver que lo seguían comenzó a correr, Paulero también, al llegar la chica a su casa en un barrio alejado, entró por un portón. A las pocas horas Paulero apareció sin recordar nada en la guardia del Central contando historia de seres alienígenas tatuados que aparecieron desde un portón diciendo algo así como "qui te pasha conmi hermá culiao" en un extraño idioma.

El pequinés de Doña Clara de la torre B8 también fue un enigma. Al parecer Doña Clara lo sacaba a pasear todos los días a las 3 de la tarde. Abría la puerta del ascensor y el pequinés se adelantaba moviendo la cola y entraba antes. Ese era el ritual de salida. Un buen día Doña Clara que vivía en el piso ocho abrió la puerta y el ascensor estaba en el segundo. Cuenta el portero que ahora después de muchos años, algunas noches de silencio y en la oscuridad, si uno está atento  se escucha una voz canina difusa diciendo "guaaa....plaf"

Curiosamente después de la invención de las redes sociales estos eventos no ocurrieron mas; no se sabe si es por casualidad o porque los habitantes del Unimev aprendieron de una vez por todas a temer y a alejarse del peligro, quizás por miedo a ser escrachados, o quizás solo por azar.



LOS POLLOS DE ELVIRA


  Doña Elvira hacia pollos. si, si, pollos.

En su patio había sacado una parrilla, un tinglado, unos ladrillos para pisar y un portón abierto para que ingresaran a su patio los clientes y esperaran pacientemente su pollo con papas con sus pupilas gustativas produciendo saliva.

Doña Elvira tenia un talento especial para la cocina. Sus nietos se lo decían siempre, y fueron ellos quienes impulsaron a Elvira al gran emprendimiento. El primer pollo se lo vendió el 12 de octubre a Jorge de la calle Wilde, quien regresó a los 4 días acompañado de un amigo para llevar 3 pollos rellenos con chimichurri. Doña Elvira siempre preguntaba....¿relleno? a lo cual los entendidos decían "si" llevándose un manjar envuelto en papel blanco chorreado de aceite y olor  a papas.

El tiempo fue pasando y la gente recurría al viejo patio a esperar su pollo, no siempre relleno, pero si siempre con sabor y calidez. Los días sábados y domingo la cola llegaba hasta límites inimaginables para Doña Elvira, dando la vuelta por la esquina. Se corría la voz sobre los pollos de Elvira. La calidad era buena, estaban bien cocinados, el chimichurri era increíble, sin embargo había otras pollerías sin tanto éxito en el barrio y alrededores sin semejantes ventas. El enigma comercial de Elvira se hacía cada vez mas grande. La vieja no había hecho cursos de mercadotecnia, ni marketing o publicidad, solo cocinaba. Quizás el secreto era solo eso, solo pasión y esmero en su trabajo, quizás, sin saberlo,  la regla numero uno del marketing. Venían de Godoy Cruz y de otras zonas a comprar, paraban en doble filas. Muchos jóvenes también frecuentaban el lugar, Elvira tenía un trato especial con ellos, si bien el local no parecía enfocado en una decoración de moda ni mucho menos. El éxito en poco tiempo fue contundente. Muchos aseguraban que el secreto eran sus pollos rellenos. Y quizás estaban en lo cierto.

En la mañana de un 11 de abril la policía allanó el lugar y Doña Elvira y sus dos nietos fueron detenidos ante el asombro de todo un barrio. La imagen era fuerte: Doña Elvira, la misma que te envolvía los pollos y te preguntaba "relleno"? esposada con las manos atrás y la cabeza para abajo caminando y entrando al móvil policial. Otro policía pegaba una cinta de Clausurado al ya legendario portón de entrada. Los vecinos murmuraban. Que habrá pasado? preguntaban todos. Al parecer los pollos "rellenos", esos que tanto éxito tenían ahora le habían jugado una mala pasada...

EL PIROPERO

  "Llevame a una visita guiada a tu corazón" murmuró ganador el Polo Tonchetti en la parada del 100 de Houssay y Adolfo Calle, m...