viernes, 30 de octubre de 2020

HUBIERA


 Atilio no sabía de verbos, ni condicionales. Sin embargo vivía en el pretérito imperfecto. Imperfecto porque no lo llevaba a nada. Imperfecto porque estaba lejos de lo que lo hacía feliz. ¿Como no iba a ser imperfecto si vivía en el hubiera?

Atilio no disfrutaba las cosas pensando en lo que "hubiera" sido
si elegía otra opción. De más está decir que eligiera lo que eligiera se arrepentía, ya que no conocía la segunda opción nunca. "La vida es tan cruel que solo te permite una de ellas" afirmaba con tristeza. Atilio pensaba siempre en la que no fue. Lo atormentaba después de cada decisión no haber elegido la otra. Le pasaba con una zapatilla o con una novia. Con un chocolate o con una película. El "hubiera" lo perseguía por las noches, en sus sueños, en las mañanas. Lo martirizaba y le impedía disfrutar quizás, la opción correcta. El buen hombre no solo pensaba en lo que no pudo ser, sino que trataba de hacer las dos cosas. Esto era un tanto difícil porque no siempre se puede elegir dos opciones. Salía con dos mujeres, a veces con cuatro, pero no por promiscuo, sino por miedo a que alguna sea el amor de su vida y se le escapara. Leía dos libros a la vez. Tenía dos televisores, a dos metros uno de otro. donde veía una película y el partido simultáneamente. No era un problema de tiempo sino de temor. 

Un día jueves Atilio paseaba cerca de la iglesia en uno de sus paseos nocturnos por el barrio  y se le apareció un espectro

- Hola Atilio, buenas noches, te he estado esperando...

- Quien sos? le dijo Atilio

- Soy el hubiera, contestó el ente del mismo nombre

Atilio salió corriendo sin posibilidad de continuar el diálogo. El hubiera quedó mudo, paralizado

Llegó corriendo a su casa agitado, cerrando la puerta y pensando. Perdió su oportunidad de estar cara a cara con aquello que tanto lo atormentaba. Fiel a su estilo, no se lo perdonaría nunca. Descansó unos minutos y salió a buscar con una linterna en su mano al espectro desesperado. Buscó por la plaza, por los boulevares, por la calle Houssay...pero nada. Cuando volvía observó a alguien sentado en el cordón de la vereda. El Hubiera lo estaba esperando en su casa. Atilio muy nervioso murmuró:

- Solo quiero que me diga si estuvo bien las opciones que elegí en mi vida, dijo Atilio

-Eso nunca lo sabrás, porque sino, yo no existiría, murmuró la sombra 

- Entonces porque me persigues? dijo enfadado Atilio

El espectro sonrió y murmuró- Vos me perseguiste toda tu vida, quería que experimentaras la sensación de paranoia alguna vez vos, dijo la sombra y se marchó en la oscuridad perdiéndose en las torres

Un perro ladraba a lo lejos, ningún auto pasaba, los grillos cantaban. La noche seguía su curso.

- La culpa es mía. no hubiera salido a caminar, pensó Atilio, le dio de comer a su gato y se acostó a dormir.


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