Pasaron los años y estos ex alumnos recordaban el curioso cuadro con un toque de nostalgia y dos toques de intriga. ¿dónde estará el cuadro de Don Demetrio? se preguntaban ¿quién lo tendrá? ¿existirá aun?
En los años 90 la escuela cambió de nombre a "Chacho Peñaloza" aduciendo que Mayorga era un asesino militar y el cuadro quedó en el olvido bajándolo de la pared para siempre, al igual que el nombre de Don Demetrio. Sin embargo los recuerdos no se borran y menos para estos seres obsesivos.
Treinta años después estos ex alumnos, ya adultos y algunos con hijos, decidieron revivir a Don Demetrio, ese mismo que los miraba desde la pared durante gran parte de su infancia. El cuadro debía estar en algún lugar. Se fundó así la "APRDDD" la cual mas que siglas parecía la frase de un tartamudo y que significaba "Asociación para la recuperación de Don Demetrio" el plan era delirante pero a la vez emocionante: encontrar el cuadro sea como sea. Carol, antigua obsesiva de la calle Sáenz propuso entrar a la escuela de noche, según su información el cuadro debía estar en algún lugar oscuro de la escuela, quizás en algún sótano o baúl antiguo. Stella, ex alumna de la calle Keller propuso colocar algún infiltrado en la escuela para obtener información. Dano, soñador empedernido de la calle Gainza fue mas allá y pensó en ir a la tumba de Don Demetrio (en el cementerio de la Recoleta) según sus cálculos en dicho cementerio hay un panteón con los combatientes de la guerra del Paraguay. El cuadro podía estar en ese lugar junto al féretro. Pero nada de esto era exacto. El plan siguió en marcha y una fría noche de agosto los tres obsesivos entraron a las 3 de la mañana a la escuela. La reja de la calle Aguirre no fue impedimento para dicho emprendimiento melancólico y los 6 zapatos pisaron el patio de cemento creando emociones intensas y recuerdos imborrables. Para la apertura que comunica el patio externo con el interno a Carol se le ocurrió llamar a Darío, cerrajero con amplia experiencia quien tentado por un poco de adrenalina no se negó a ser participe del plan y en menos de 20 segundos la puerta marrón se abría sin hacer tanto ruido. El impacto de entrar a la escuela de su vida para los tres fue notorio, menos Dario, quien cursó en la escuela rival López de Gomara, lo cual para él fue un trámite mas. Los tres quedaron paralizados al ingresar al gran patio mirándose con linternas en cada mano. Un silencio sepulcral invadía el patio interno y las legendarias baldosas rojas en rectángulos parecían revivir tantos pasos dados, tanto guardapolvo blanco y risas, tantas emociones y compañerismo. En medio de semejante estupor Dario dijo: van a quedarse ahi parados? Los tres reaccionaron y se encaminaron directamente para la dirección, donde a mano izquierda de la puerta reposó el anhelado cuadro durante años. Ahora estaba la imagen de Chacho Peñaloza, con sus patillas gauchescas y mirada firme, Los tres lo saludaron, no tenían nada contra él, solo querían recuperar una imagen de su niñez. La puerta de la dirección se abrió, tenía una ventana redonda de vidrio en el medio y Dano recordó el día que firmó el libro de disciplina frente a la señora de Mañanet que lo miraba. Carol enfiló para el escritorio. El cuadro no estaba, revolvieron bajo la luz de las linternas todo. Darío oficiaba de "campana" debajo de las legendarias escaleras de la escuela, esas mismas que fueron testigo de tantos juguitos congelados y figuritas durante años, esas mismas que formaban un túnel en el cual uno podía escabullirse o esconderse de cualquier compañero.
El cuadro de Don Demetrio no estaba. Lo habrían llevado a cualquier lugar anónimo. Revisaron aula por aula en los dos pisos, en los baños, recordando a cada paso episodios y vivencias mezclando adrenalínica emoción y recuerdos de tercer y cuarto grado, por sus mentes desfilaron cada una de las maestras y el olor a tiza, los pizarrones y la regla de 3 simple, el sujeto el predicado y el objeto directo pasaban como ráfagas de tácito recuerdo y los ojos se llenaron de lágrimas sinceras.
El golpe había terminado, Darío insistía en salir antes de ser descubiertos por la policía, pero Stella quería ir a la cocina, esa misma que la Mary, celadora eterna, con su paso particular nos hacía la leche chocolatada muchas mañanas y donde era la mas rica del mundo. Carol enfiló para la primer puerta, esa misma donde estaba el jardín de infantes. Dano prendió la luz general de la escuela y se colocó en el medio del patio mirando el techo y los parantes de metal, el alto techo parecía mas bajo, la escuela en sí parecía mas chica. Pero era la misma. Eran ellos los que crecieron. Eran ellos los que ahora tenían el techo mas cerca de sus cabezas, al prender otra luz, sonó la alarma y Dario comenzó a gritar "vámonos ya, vamos a ir presos" Ninguno de los 3 quería salir de ese lugar mágico, ya no importaba el cuadro, ya no recordaban porque habían ingresado y como, solo querían estar ahí dos minutos mas, solo dos minutos. Darío salió corriendo hacia el patio externo dejándolo a los 3 mirando el techo. Se escucharon sirenas de policía. Vieron por última vez el cuadro de Peñaloza y Carol hizo una seña para irse rápido. Antes de eso, uno de los tres había agarrado un marcador en la dirección y había dejado su marca. Quizás una inútil devolución a las miles de marcas que dejaron en ellos esas vivencias y ese patio.
Cuando la policía ingresó al lugar estaban las luces prendidas. No había rastros de robo ni forcejeo, solo una puerta abierta. El cuadro de Peñaloza estaba donde siempre en la pared. pero la policía notó algo extraño en él. Con corrector blanco y al parecer apurado, alguien había dibujado unos bigotes gigantes en la boca de Peñaloza, parecían los bigotes de "La Casa de Papel", quizás de Dalí, pensaron.
El cuadro tan buscado nunca apareció, sin embargo solo tres personas saben lo que esa marca representaba, lo que ese bigote blanco pintado significaba...eran los bigotes de Don Demetrio quien para ellos, siempre estará ahí.
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