viernes, 9 de octubre de 2020

14, LA PERDÍZ

 Entre los juegos habituales que practicaban Los Golos (tribu originaria del barrio en los 80)  había un juego que nunca supimos si era nuestro o fue plagiado de alguna otra cuadra o barrio. Se llamaba El Rango o también llamado 14 la perdiz

Este juego consistía en algo aparentemente muy inocente pero violento a la vez. Uno de los participantes se agachaba con las manos en las rodillas mientras los otros en hilera, saltaban sobre el lomo pasando al otro lado. Cada salto tenía nombre. El primero era 14, la perdiz, seguía 15, la encontré...hasta ahí venía bien. El siguiente, titulado 16, la culanderaya como su simpático nombre lo indica era mas grosero, pues se usaba un atributo del cuerpo que sirve para sentarse (entre otras cosas) Consistía en pegar un culatazo malintencionado en la espalda del participante agachado (con el objetivo de, si es posible quebrarle las costillas y con el objetivo final de la risa de todos) El pobre diablo al soportar esto ya quedaba adolorido y poco preparado para lo que venía: 17, taquito militar....este se hacía saltando de la misma manera pero justo en el momento de saltar plaff, patadita de taco en el culo que solía el 99% de las veces ser dolorosa, depende las zapatillas del agresor. Quien les habla (o escribe) prefería las Topper de lona, tan de moda en ese tiempo ya que el golpe era mas amortiguado, por su suela de goma de dibas zapatillas, en cambio las Adidas New York daban miedo.

Seguía con 18, el martillo, emulando un martillo con el puño en la espalda, que no era nada suave. Los  siguientes: Palo eléctrico, Garra de águila y Cartita a mi abuelita eran tremendas torturas. 

Al parecer Los Golos canalizaban todas sus rabietas con catarsis barriales de este tipo de las cuales todos éramos victimas (se hacía por sorteo)

Años después, muchos integrantes del grupo se fueron y no supimos mas de ellos, pero algunos afirman que hoy en día algunos son sado-masoquistas, esquisofrénicos  y sádicos gracias a este hermoso e inofensivo juego.

Los que nos quedamos sufrimos dolores de espalda después de los cuarenta.

-"Era hermoso" afirma nostálgico Carloncho desde su silla de ruedas 

- "No era hermoso, era azul" dice el Paulero con su psiquiatra al lado en el patio del hospital El Sauce producto de un taquito militar en la cabeza.

- "Pero no nieguen que era muy divertido" agrega Dano con sus muletas, por desviación de columna.

-"¿Que?...No recuerdo ese juego" susurró Cristian después de convertirse en senil 

El boli y el Adro, que se siguen juntando aún hoy de grandes, hacen asados seguido, recuerdan anécdotas, pero siempre en las juntadas se aseguran de que no haya escaleras, ya que ninguno de los dos, puede subirla. 

2 comentarios:

  1. Jajajaja 😂 cruel , pero me encantó el relato . Sufra Angel gris!!

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  2. El Angel Gris en el Unimev no se mete porque aca es blanco o negro !

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