En su patio había sacado una parrilla, un tinglado, unos ladrillos para pisar y un portón abierto para que ingresaran a su patio los clientes y esperaran pacientemente su pollo con papas con sus pupilas gustativas produciendo saliva.
Doña Elvira tenia un talento especial para la cocina. Sus nietos se lo decían siempre, y fueron ellos quienes impulsaron a Elvira al gran emprendimiento. El primer pollo se lo vendió el 12 de octubre a Jorge de la calle Wilde, quien regresó a los 4 días acompañado de un amigo para llevar 3 pollos rellenos con chimichurri. Doña Elvira siempre preguntaba....¿relleno? a lo cual los entendidos decían "si" llevándose un manjar envuelto en papel blanco chorreado de aceite y olor a papas.El tiempo fue pasando y la gente recurría al viejo patio a esperar su pollo, no siempre relleno, pero si siempre con sabor y calidez. Los días sábados y domingo la cola llegaba hasta límites inimaginables para Doña Elvira, dando la vuelta por la esquina. Se corría la voz sobre los pollos de Elvira. La calidad era buena, estaban bien cocinados, el chimichurri era increíble, sin embargo había otras pollerías sin tanto éxito en el barrio y alrededores sin semejantes ventas. El enigma comercial de Elvira se hacía cada vez mas grande. La vieja no había hecho cursos de mercadotecnia, ni marketing o publicidad, solo cocinaba. Quizás el secreto era solo eso, solo pasión y esmero en su trabajo, quizás, sin saberlo, la regla numero uno del marketing. Venían de Godoy Cruz y de otras zonas a comprar, paraban en doble filas. Muchos jóvenes también frecuentaban el lugar, Elvira tenía un trato especial con ellos, si bien el local no parecía enfocado en una decoración de moda ni mucho menos. El éxito en poco tiempo fue contundente. Muchos aseguraban que el secreto eran sus pollos rellenos. Y quizás estaban en lo cierto.
En la mañana de un 11 de abril la policía allanó el lugar y Doña Elvira y sus dos nietos fueron detenidos ante el asombro de todo un barrio. La imagen era fuerte: Doña Elvira, la misma que te envolvía los pollos y te preguntaba "relleno"? esposada con las manos atrás y la cabeza para abajo caminando y entrando al móvil policial. Otro policía pegaba una cinta de Clausurado al ya legendario portón de entrada. Los vecinos murmuraban. Que habrá pasado? preguntaban todos. Al parecer los pollos "rellenos", esos que tanto éxito tenían ahora le habían jugado una mala pasada...
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