No son pocos los varones que vienen al Unimev a buscar chicas. Se ve que en esas latitudes hay buena carne aunque pocas carnicerías. Tal es el caso de Osvaldo Abel Fiorucci vecino de Villa Nueva que agarraba su bicicleta solo con el fin de ver mujeres. Se paseaba por Adolfo Calle y siempre aseguraba que las chicas mas lindas estaban esperando el micro bajo el techito de la parada de Houssay y Adolfo Calle
No sé porque ahi siempre hay buenas chicas, por mas que pases a las 4 de la mañana....decía Osvaldo quien conocía bien los horarios. Sin embargo nunca encaró a ninguna. Lo suyo era visual. También recorría la zona de Azcuénaga y Pedro Vargas que según él andaba buena parte de las mujeres hermosas del barrio. Poco a poco Osvaldo fue haciendo un mapa marcando los puntos mas sensibles en rojo. De esta manera tenia un seguimiento de acuerdo al horario de cada chica. Lorena por ejemplo tomaba el colectivo de las 9 de la mañana, mientras Cintia se paseaba con su perro a las 12 siempre con minifalda. Era una rutina para Osvaldo ver chicas a las cuales consideraba "ajenas" por no ser del barrio sin embargo el concepto de inalcanzable le seducía y lo empujaba a paseos durante todo el día. Esta práctica la venía ejercitando desde adolescente. Se metió en el grupo juvenil de la iglesia solo por ese motivo, se inscribió en la López de Gomara por la misma razón. También consiguió trabajo en una panadería del barrio e hizo trabajos de electricidad y plomería en varias casas de mujeres hermosas. Pero siempre de espectador. Osvaldo no quería pisar el escenario, era un testigo ocular de mujeres. Un espía inofensivo y a veces tonto. Por alguna razón les gustaba las chicas del Unimev, y ya conocía a todas, absolutamente a todas debido a su investigación minuciosa. Tanto recorrer y andar por el Unimev, un día se cansó. No se lo vio mas por el barrio ni en ningún negocio. Algunas malas lenguas dicen que se casó con una pechugona del barrio SUPE y dejó de andar en bici.
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