martes, 20 de octubre de 2020

CARA CORTADA

 El primer amor nunca se olvida.

Pero hay algo que no se olvida aun mas: el primer amor imposible

Mientras muchas personas recuerdan con dulzura y sonrisas sus primeros escalofríos amorosos, Eduardito no podía aun superar lo que "podría haber sido" con Lorena. Durante años y tal vez décadas recordó (¿se puede recordar lo no vivido?) a la bella y deseada Lorena Scarface, la linda del curso y el momento exacto en que ella le cortó el rostro en el túnel que se formaba entre las dos escaleras en la escuela Mayorga en aquel fatídico recreo de 4to grado. Eduardito lo recordaba con detalles, ella estaba hermosa, sus ojos claros, sus chapecas doradas, y su boca diciendo "nada que ver imbécil" Hasta un insulto quedaba bien en ella. La siguió por meses y meses logrando únicamente que ella se apartara aun más de él. 

La ficha le cayó un día a la salida de la escuela en ese enjambre de niños de guardapolvos blancos que semejaba a un corral de ovejas. Ese día hizo su último intento, le regaló la golosina preferida de ella: un chiclé jirafa, el cual ella masticó durante 10 segundos mirándolo a los ojos para luego sacárselo de la boca y tirarlo al piso. Eduardito miró el chiclé. En él estaba la saliva de ella, había parte de ella, no podía besarla, por lo que besó el chiclé (ya pegoteado con hojitas y basura del piso) Lorena se fue sin mirarlo ignorando que en ese momento partía de un hachazo el corazón de Eduardito. Al llegar a la esquina se sacó el chicle jirafa que ya mas bien parecía un cerebro masticado y lo tiró en la calle Aguirre. Se detuvo y retrocedió para verlo por última vez. Decidió pisarlo y seguir caminando como un fingido y falso ritual del olvido. Al caminar notó que el chicle seguía con él, pegado en su suela de su zapato izquierdo Rigazio. Mientras mas lo pisaba, mas se pegaba. Se sintió identificado con esa golosina, Lorena sin dudas era el zapato.

Pasaron los años, Eduardito creció, al parecer Lorena también y nunca se volvieron a ver. El mundo y los años pasaron, pasaron las modas y también los chiclés jirafa, pasó el viento y las primaveras. Un día miércoles Eduardito abrió su negocio de arreglo de computadoras (EDUARSOFT)  como todos los días. Se agachó entre cables y mouses, entre teclados y monitores, tenía trabajo atrasado cuando la puerta se abrió. Era una mujer de unos 45 años con una PC en los brazos. Era Lorena !!

- Hola como estás, vos haces arreglos de PC y antivirus?

- S...si, dijo Eduardito al darse cuenta que ella no lo había conocido (o quizás si, pero era lo mismo) 

- Me la querés dejar?  susurró Eduardito pensando si se daba a conocer o no

- Te la dejo, dijo Lorena, ponele un buen antivirus y reseteala, ¿cuando querés que pase?

- El jueves dijo Eduardito no pudiendo creer que esa señora gordita y de mal humor era Lorena

La puerta de vidrio se cerró, como se había cerrado su ilusión años atrás. Él, con la mirada clavada en la PC tocó las teclas como acariciándolas, y se puso a trabajar como siempre tratando de olvidar lo que acababa de suceder.

El día jueves llegó y el hijo de Lorena (un chico de unos 14 años) fue a buscar la máquina. 

Esa noche, cuando Lorena prendió la PC y después de la palabra "Windows" y el característico sonido, aparecieron los íconos y un protector de pantalla nuevo: la foto vieja de un chiclé jirafa.

1 comentario:

  1. Excelente relato, me quedé con ganas de seguir leyendo y saber cual fue la reacción de Lorena al ver ese protector de pantalla;Aunque ya lo supongo!!!! Y si tuviera a Eduardito, le diría que no viva de los recuerdos del pasado y mas si sufrió tanto por un amor no correspondido. Seguro cada uno de nosotros tenemos un recuerdo, con la intriga de saber que habría sido "Sí"....pero como dice la palabra, solo queda el recuerdo.

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