sábado, 31 de octubre de 2020

LA NOSTALGIA

 


Largas colas se armaron en la Ferretería de la calle Saenz desde que muchos se enteraron que ahi mismo vendían nostalgia por litro. Uno iba con una botella (o bidón) y la Mery llenaba los recipientes, los mismos que  al beber los mas escépticos e insensibles tomaban esperanzados para sentir eso que no todos sienten: nostalgia 

De esta manera podían imaginar la plaza como era antes, y recordar los vidrios molidos y piedras que al rayo de un sol de enero brillaban antes que existiera la pérgola y el césped. Podían generar lágrimas en sus ojos con solo recordar las veredas de cemento del barrio y el día que asfaltaron la calle Houssay. Cabe destacar que los mas duros e insensibles envidiaban en el fondo a los lacrimógenos soñadores ya que estos podían poseer ese estado sin beber de ningún bidón ni botella, solo con cerrar  los ojos, el recuerdo venía como una mosca siestera posándose en su brazo. Los mas duros nunca supieron como éstos lo lograban y los tildaban de "tontos nostálgicos" pero el interés les vino después de escuchar al Cacho Flores en un asado y como la pasión se apoderaba de él al hablar de su infancia. La nostalgia generalmente funciona cuando el pasado fue un tiempo feliz, no tiene sentido recordar momentos horribles. Muchos masoquistas del barrio igual hacían fila en la vereda arbolada de la ferretería para conseguir un litro de nostalgia y poder seguir llorando e insultando con placer su pasado. Para estos había un descuento especial los días jueves.

Especialistas en el tema aseguran que la nostalgia es como una droga peligrosa ya que puede producir acostumbramiento y en algunos casos, dejar atrapado al individuo al pasado en forma permanente, Tal es el caso de el Coco Raspetto quien no para de escuchar hits de los 80 o Gisella Barbeiro, una cincuentona de la calle Lemos quien aseguran que los sábados a la noche sigue usando pantalones nevados para seducir.  Es que el exceso de nostalgia nos priva del presente y muchas veces nos somete a pensamientos pasados que nada ayudan a los tiempos dificiles de hoy.  Por eso es bueno que recuerdes aquel Renault 12 en el puente de tu vecino pero ser conscientes que tal valioso espejismo no es mas que un mero recuerdo en nuestro disco rígido.

La mañana que nos levantamos es hoy, y es el único tiempo presente que debemos disfrutar porque no es una historia contada sino que la escribimos nosotros día a día, hora a hora. 

Esos hacen los nostálgicos del barrio, que no se atreven a cruzar a la plaza, mirando la pérgola desde enfrente, no vaya a ser cosa que se pinchen los pies con las piedras calientes y algún que otro vidrio.


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