jueves, 29 de octubre de 2020

TRAYECTO


Mi cepillo de dientes se movía rápidamente dentro de mi boca porque llegaba tarde. Eran las 9 y me quedé dormido. Los muchachos de la oficina me estarán esperando. Les prometí tortitas, es por eso que me crucé al Juan a comprar una docena a paso acelerado. Cuando llego, los dos clientes que están esperando me miran asombrados, una sale corriendo. Juan, quien no se caracteriza por asombrarse por tonterías me dice "nos levantamos rápido hoy no?" era obvio que la marca de la almohada aún se me notaba demasiado en mi rostro. Me da las tortitas y el vuelto y salgo nuevamente a la calle. Dos autos paran, uno de los conductores me filma con su celular. No entiendo que estaba pasando. Mientras me dirigía a la parada del colectivo la gente me miraba. Me estaba empezando a enojar. Me toco la cara para ver si tengo algo, me miro en un espejo retrovisor de un Ford Focus que hay parado y estoy bien peinado, no es eso. La marca de la almohada había desaparecido. Mi paranoia iba en aumento.

Vino el bondi, subo y el chofer me mira espantado, lo siguen el resto de los pasajeros, hay algunas risas de unos adolescentes al fondo. Cuando llego a destino, bajo apurado  e ingreso a la oficina. El colorado Martínez me mira de arriba a abajo y se pone serio. Ya todos saben de mi gran defecto de la impuntualidad, no entiendo porque se asombran. Carolina, la chica nueva me mira y se tapa la boca. No entendía nada y mi humor no estaba para mas. Ramiro y mi jefe, que venían entrando de repente desde el ascensor, se quedan parados y me miran con la boca abierta. Mi jefe se me acerca, y me dice algo en el oído en secreto, luego me observa bajando su mirada, lo siguen el resto de mis compañeros.

Cuando bajo la vista y me veo a mi mismo ahí comprendí: había olvidado la mitad de mi cuerpo en mi casa !!!

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